El que la hace, la paga, eso es democracia
De nuevo Carmen Lamela y otra vez la seguridad de que bajo su desempeño profesional está garantizada la separación de poderes en nuestro país. Como hiciera el pasado 16 de octubre con el presidente de la ANC, Jordi Sánchez, y con el de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, la magistrada de la Audiencia Nacional ha vuelto a demostrar que, como ella misma dijo, no está subordinada «a ningún poder político, haré lo que tenga que hacer en Derecho». Una máxima que ha seguido a lo largo de este jueves en el que ha encarcelado a Junqueras, a otros siete exconsellers y a Vila hasta que éste último pague los 50.000 euros correspondientes a la fianza.
Desde el punto de vista estrictamente político, lo mejor para el Gobierno y las fuerzas constitucionalistas de cara a las elecciones del próximo 21 de diciembre sería, paradójicamente, que ningún golpista entrara en prisión, ya que esto puede inflamar el ánimo de sus votantes. Sin embargo, Lamela ha hecho que la ley se cumpla y, de ese modo, Junqueras, Turull, Rull, Romeva, Forn, Borrás, Mundó y Bassa —además de Vila hasta que abone la cantidad correspondiente— pernoctarán repartidos tras los barrotes de las cárceles de Estremera y Alcalá Meco. Una prueba más de que en España, tarde más o tarde menos, el que la hace, la paga.
Algo justo y necesario para que el delito y los desafíos al Estado no se conviertan en una constante que haga imposible la convivencia pacífica y con arreglo a la legalidad vigente entre los españoles. La ley debe alcanzar con todo su rigor al ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Si, como es previsible, no acude a declarar este viernes a la Audiencia Nacional, la jueza decretará de manera acertada una orden internacional de «busca, captura y detención» para que el cabecilla de los golpistas responda ante la justicia tal y como lo haría cualquier ciudadano que se saltara las leyes a la torera. En definitiva, la impecable actuación de Lamela es una garantía para nuestro Estado de Derecho.