¿Qué es el bien común, Majestad?
Felipe VI construyó su mensaje de Navidad con la exigencia a toda la sociedad de proteger el bien común de los españoles
El Rey nos pidió a todos que, en lo público y lo privado, hagamos el esfuerzo de mantener un diálogo sereno y generoso
La idea base sobre la que Felipe VI construyó su mensaje de Navidad fue la exigencia a toda la sociedad de proteger el bien común de los españoles, para lo que insistió en que era necesario consenso y serenidad. Nos pidió a todos que, en lo público y lo privado, hagamos el esfuerzo de mantener un diálogo sereno y generoso que permita llegar a los acuerdos esenciales que fortalezcan nuestras instituciones con el objetivo último de lograr un pacto de convivencia que trabaje por el bien común de toda la sociedad. Hasta en ocho ocasiones repitió el Rey esta idea del bien común. Pero claro, no se atrevió nuestro Rey a definir en qué consiste el bien común del que tanto habló, quizá porque, si lo hubiera hecho, todos se habrían dado cuenta de que el consenso y la serenidad que pide son absolutamente imposibles porque una parte muy importante de nuestra sociedad lo único que persigue es destruir a la otra.
En estos momentos el Gobierno de España lo conforma una coalición del PSOE con los comunistas de Sumar a la que le faltan 29 escaños para lograr una mayoría que solamente puede alcanzar sumando a la vez los votos de otros 7 partidos separatistas, independentistas y de extrema izquierda. Cada uno de estos 9 partidos que sustentan a Pedro Sánchez tienen un concepto del bien común bastante particular. Al menos 7 de ellos, que suman 62 de los votos que Sánchez necesita para cualquier mayoría, son abiertamente antimonárquicos y republicanos. Tanto el Partido Comunista, que es el pilar de la coalición Sumar, como Podemos, ERC, Junts, Bildu, PNV y BNG consideran que lo fundamental para lograr el bien común es que el de este año haya sido el último mensaje de Navidad de Felipe VI como jefe de Estado.
Pero para los republicanos de Bildu existe otra prioridad que para ellos seguramente esté aún más arriba que la de acabar con la monarquía y no es otra que la de sacar a la calle a todos los sanguinarios asesinos de ETA. Para Junts el bien común pasa por que todos los españoles pidamos públicamente disculpas al golpista Puigdemont, después de que la amnistía haya borrado de su expediente todos sus delitos. No hay mayor bien común para ERC que el que Junqueras pueda volver a presentarse a unas elecciones una vez que su condena de inhabilitación haya sido anulada. Y para los podemitas el bien común pasa sin duda por que los transexuales puedan pasearse libremente por los vestuarios de nuestras hijas a la vez que hayamos nacionalizado a todos los inmigrantes ilegales con una paguita que salga de nuestros impuestos.
Y una vez conseguidos todos estos anhelos de bien común de los socios de Pedro Sánchez ya todos ellos estarían en disposición de alcanzar los serenos consensos necesarios para terminar de destruir la unidad de la nación española y que, como en tiempos de los reinos de taifas, cada uno de ellos pueda ser quien maneje libremente su propio territorio, posiblemente con algún tipo de relación confederal que siga obligando a madrileños, andaluces, castellanos y extremeños a seguir pagándoles una compensación económica como desagravio histórico. Este es el único consenso sereno que la mayoría que sustenta el Gobierno considera un auténtico bien común. Cuando Chamberlain pactó con Hitler, cuentan que Churchill dijo que «un apaciguador es alguien que alimenta al cocodrilo, esperando que se coma a otro antes que a él». Pedro Sánchez ha demostrado que no dudaría en usar a Felipe VI como carnada para mantenerse en el poder. No es posible ningún consenso con quienes sólo pretenden destruirnos, no podemos permanecer serenos ante quienes nos atacan, no hay bien común con quienes no quieren seguir siendo parte de nosotros, ni tampoco con quienes gobiernan gracias a ellos.