El PSOE ya está maduro para la dictadura
Mientras Sánchez sigue sin responder a nada y la corrupción de su mujer y gobierno continúa juzgándose, el golpe de Estado se ha consumado en Venezuela. No entiendo la sorpresa de la comunidad internacional ni de la prensa libre. Ninguna dictadura convoca elecciones para perderlas, como ningún tirano deja el poder de manera voluntaria. La historia, en su pesadez intermitente, nos ha advertido siempre que cuando al socialismo se le deja entrar en las instituciones, hay que sacarlo de ellas con sangre y leyes, contra su voluntad y la de su bolsillo. Partimos de que es una ideología incompatible con la democracia, como bien han confirmado los propios capitostes de la cosa, véase en España Largo Caballero, referente moral e intelectual del caudillo de Moncloa, que afirmaba preferir el caos y la anarquía a cualquier alternativa política que acabara con la derecha alcanzando el gobierno. Para un socialista, el poder está por encima de cualquier consideración, vital, filosófica, moral y por supuesto, de forma de Estado.
El Gobierno de España, que no los españoles, está con Maduro y su tiranía. Y pertenece al grupo de cancillerías liberticidas y autocráticas como Rusia, Irán, Cuba o Nicaragua que han mostrado su apoyo, por acción (Yolanda Díaz) u omisión, (Sánchez) al fraude perpetrado por el dictador chavista. Una demostración más sobre el carácter antidemocrático de la izquierda, aunque hable de democracia en cada mitin, comunicado o campaña. Ni cree en los fundamentos que una democracia proporciona, salvo los que valida su ascenso al poder, que nunca abandonan y si lo hacen es porque el pueblo se ha vuelto «fascista», ni cree en la alternancia política sin dejar cadáveres por el camino, ni mucho menos protege las libertades individuales, vacuna contra la tribu pastoreada de la que viven y a la que, en verdad, aborrecen.
Que el PSOE no haya denunciado aún el golpe de Estado del tirano favorito de Zapatero obedece a que, si Maduro cae, las informaciones sobre las relaciones entre la dictadura chavista y el partido de la mentira revelarían que, más de cien años después, su impronta totalitaria y golpista sigue intacta. El PSOE (la izquierda y el socialismo en general) es experto en dar y apoyar golpes de Estado, o bien en provocar las condiciones sociales, económicas y políticas para que otros lo den, y así justificar su inexistente apego a la democracia. Venezuela es sólo una muesca más en su revólver liberticida.
Sin embargo, hay censuras que no duran para toda la vida. El silencio atronador del autócrata de Moncloa y asociados palmeros demuestra que la verdad esconde algo tan grave que no pueden permitirse ni con un simple comunicado de condena. Maduro es el escudo que necesita Sánchez para seguir en el poder. Si cae el orondo dictador, nadie podrá proteger al gobierno más corrupto de la democracia del escándalo que protagonizó Ábalos con Delcy, ni de los millones que la dictadura bolivariana ha metido en los bolsillos de Podemos, Sumar y el PSOE, vía Monedero y ZP, como tampoco del encubrimiento que ha hecho este gobierno de los crímenes contra la humanidad, más allá de las tibias y vergonzantes declaraciones de pseudo condena protagonizadas en Europa por el jubilado Borrell.
Y para que no hablemos del silencioso apoyo y apego del PSOE a la dictadura de Maduro, Sánchez aumenta su poder autocrático atornillándose al poder y violando la Constitución, una vez más. Convoca a sus muyahidines de partido y de la prensa para presumir de lo que no ha cumplido y vender lo que no ha hecho, y nos deja una frase más en su vasto historial de mentiras: «Mientras sigamos defendiendo los intereses de la mayoría frente a una minoría privilegiada, nuestro Gobierno tiene sentido». Justo el mismo día en que regalaba la gestión de los impuestos a la minoría privilegiada y rica de Cataluña, perjudicando a la mayoría de los españoles. Otro gran día para ser votante del PSOE en Extremadura, Andalucía o Castilla-La Mancha.
Su continuado asalto al Estado de Derecho (como hace Maduro) sus leyes y medidas contra la prensa libre (como hizo Chávez), su papel victimista contra todo aquel que ose investigar, preguntar y cuestionar sus formas y maneras autócratas (como Chávez y Maduro) adquiere paralelismos tan evidentes con Venezuela que la decadente democracia que en España se sostiene con los alfileres del Supremo y un puñado de periodistas libres, empieza a tambalearse. ¿Alguien se extrañaría que Sánchez se autoproclamase presidente tras un fraude electoral en 2027? Su partido ya lo hizo en 1931 y 1936 y su espejo actual más convincente acaba de ejecutarlo en la dictadura favorita de otro expresidente del PSOE. Nihil novum sub sole.