‘Premio Begoña Gómez’ a los servicios prestados
Resulta, qué casualidad, que la nueva imputada en el caso Begoña Gómez, la actual secretaria general de la Presidencia del Gobierno, Judit Alexandra González, fue premiada por el propio Gobierno por sus «méritos» en el ámbito de la justicia, algo de lo que presume en su currículo oficial de La Moncloa: haber sido condecorada con la «Cruz Distinguida de 1ª Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort», por orden de la entonces ministra de Justicia, Dolores Delgado.
La razón por la que el juez Peinado imputa a la alto cargo de Pedro Sánchez es obvia: la cita a declarar el próximo 12 de noviembre, en tanto es la superior jerárquica de Cristina Álvarez, la asesora de Begoña Gómez. Como tal, debía vigilar que sus funciones se ajustasen al puesto por el que Cristina Álvarez fue contratada en julio de 2018, el de directora de Programas de la Presidencia del Gobierno.
Y es que hasta ahora, por mucho que lo ha intentado el magistrado, nadie en Moncloa ha querido desvelar la persona con responsabilidades directas en el control del desempeño de la asesora de Presidencia. O sea, la persona que tuvo que conocer, sí o sí, que Álvarez ejercía como secretaria personal de la mujer del presidente del Gobierno en sus negocios en la Complutense, ocupándose directamente de las relaciones con las empresas y organizaciones patrocinadoras de la cátedra que dirigía Begoña Gómez.
A la ahora imputada la han premiado con la Orden de San Raimundo de Peñafort, que se creó para premiar los «relevantes méritos contraídos por cuantos intervienen en la Administración de Justicia y en el cultivo y aplicación del estudio del Derecho en todas sus ramas, así como los servicios prestados en las actividades jurídicas dependientes del Ministerio de Justicia». Más bien deberían haberle dado el Premio Begoña Gómez a los servicios prestados. Porque eso del «cultivo y aplicación del estudio del Derecho en todas sus ramas» suena a coña en las actuales circunstancias