PP y PSOE deben cuadrar las cuentas
La irrupción de las nuevas formaciones y el fin de las grandes mayorías parlamentarias hacen de España un país donde la política pasa por conseguir objetivos a corto y medio plazo. El entendimiento entre las principales fuerzas constitucionalistas es condición sine qua non. Sobre todo en grandes asuntos de Estado como la aprobación del techo de gasto y los Presupuestos Generales. En ambas cuestiones, el principal socio del Gobierno de Mariano Rajoy debería de ser el PSOE. En primer lugar, por el peso específico de ambos partidos en la historia reciente de España. Se les exige altura de miras hacia los ciudadanos. En segundo lugar, porque a ambos les conviene. Al Ejecutivo del PP para cumplir con los nuevos objetivos marcados por Bruselas. Los socialistas, por su parte, no tienen otra salida si quieren que las comunidades autónomas donde gobiernan reciban unas partidas del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) imprescindibles para su financiación y para que sus electores regionales no se les vuelvan en contra.
Además, un papel protagonista del PSOE reforzaría su rol como principal grupo de la oposición y fuerza imprescindible para la viabilidad de España, esencial si quieren recuperar la credibilidad perdida tras la crisis propiciada por Pedro Sánchez. Especialmente si tenemos en cuenta que, de nuevo, varias encuestas vuelven a hablar de un posible sorpasso por parte de Podemos. Por eso, deben pensar muy bien qué postura toman ante el plato fuerte de las cuentas públicas: la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. La Gestora necesita tiempo para regenerar el partido y presentar un proyecto con un liderazgo sólido. Por lo tanto, lo que más les beneficia es alcanzar un pacto que les dé credibilidad al tiempo que la XII Legislatura avanza. De lo contrario, y como ha advertido Rajoy, sin Presupuestos iremos a nuevas elecciones. Y ahí, según todos los indicios, el peor parado sería el propio PSOE.