Se ponga como se ponga, el PNV estaba, como Bildu, en el ajo

El socio de Santos Cerdán en la empresa Servinabar, epicentro de la corrupción socialista, logró en julio de 2018 un contrato para la construcción de un colegio en Arbizu (Navarra), uno de los feudos de Bildu en esta comunidad autónoma. El tal Antxon Alonso era la pieza que engarzaba al PSOE con los proetarras cuando los socialistas necesitaban que Otegi les hiciera algún favor. El contrato fue adjudicado por el gobierno foral, entonces en manos de Uxue Barcos (Geroa Bai, el PNV navarro) y de Bildu. La obra fue a parar a la UTE formada por Acciona y Alegure, sociedad de Antxon Alonso, por 3,1 millones. Acciona figura en el informe de la UCO por el presunto pago de mordidas a Ábalos, Koldo García y Santos Cerdán a cambio de la concesión de obras públicas. O sea, la vía que encontró Cerdán para aproximarse a los herederos políticos de ETA y al PNV fue utilizar de enganche a Antxon Alonso, su socio empresarial en Servinabar. No se entiende que el PNV pretenda ahora distanciarse de este empresario que era el perejil de todas las salsas.
Antxon Alonso fue el nexo entre el PSOE con Bildu y el PNV para la moción de censura que, en 2018, desalojó a Mariano Rajoy de La Moncloa y permitió gobernar a Pedro Sánchez. Los contactos de este empresario con Arnaldo Otegi y el PNV fueron determinantes para los socialistas, tal y como admitió el propio Santos Cerdán en su declaración ante el juez del Supremo, Leopoldo Puente, si bien el PNV lo negó en un comunicado en el que -para terminar de arreglarlo- dijo que sus interlocutores fueron, nada más y nadas menos, que Ábalos y Cerdán. Inconmensurable.
El contrato adjudicado por el Gobierno del PNV navarro y Bildu en 2018 a la empresa de Antxon Alonso es una de las adjudicaciones que ahora están bajo sospecha de los investigadores de la UCO. Además de esta obra, el empresario ha recibido otros contratos públicos para su empresa Servinabar, que compartía con Santos Cerdán y considerada como la empresa clave de la trama de mordidas, tanto con los gobiernos de Barkos como, posteriormente, de María Chivite (PSOE). O sea, que el PNV sale retratado se ponga como se ponga.