El Peugeot almacenaba la gasolina de la corrupción: no era un “objeto inútil”

Compartimos la mayoritaria opinión contraria a los cambios horarios que dos veces al año la UE establece, adelantando primero y retrasando después, la hora oficial. Es sabido que lo hace invocando beneficios tanto económicos como para la salud de la población, pero lo cierto es que no genera ninguno de los beneficios que presuntamente debería producir, ni ahorrando energía ni sobre la salud.
De hecho todas las encuestas -no sólo las de Tezanos- acreditan el rechazo de la población a esa medida, lo que Sánchez ha aprovechado para erigirse ahora en el gran líder del cambio del horario climático. En unos días, en la madrugada del próximo domingo día 26, los relojes pasarán de marcar las 3 a marcar las 2. Lo curioso es que hasta octubre del año próximo está confirmado el cambio horario -con la publicación de la norma en el BOE- estando totalmente abierta la posibilidad legal de acabar con esta práctica -vigente desde 1918-, a partir de entonces.
¿Qué es pues lo curioso del anuncio sanchista? Pues precisamente eso: que lo plantee ahora, con un año de antelación respecto al momento en que, en su caso, sería la última vez en que se modificaría. El comentar este asunto que no tiene actualmente demasiada relevancia en el debate político nacional, es para acreditar y recordar que una especialidad de Sánchez es el crear cortinas de humo para desviar la atención acerca de la insólita situación en la que se encuentra, con un gobierno que es un «objeto inútil». Definición literal dada por él mismo para un gobierno sin Presupuestos y estando él al volante de un «coche sin gasolina» desde hace tres ejercicios.
La aparente contradicción de denunciar esa estrategia dedicándole este espacio, confiamos la compense el compromiso de no hablar más de ello hasta el cambio horario previsto para el próximo verano y sin Sánchez en la Moncloa. En cuanto a su motivación para esta nueva «distracción», sin duda esta basada en que tras «Gaza», además de ser un coche «inútil» el suyo, resulta que estaba lleno de corrupción por cuanto el conocido Peugeot, tenía a bordo a cuatro pasajeros hoy famosos por ello. Con el común denominador de ser su inmediato cinturón de confianza personal y política, no constituyendo para él, precisamente un «cinturón de seguridad».
Tras Cerdán, Ábalos y Koldo, él comparece la semana próxima en el Senado tras 19 meses sin hacerlo y no en una Sesión de Control sino ante una Comisión de Investigación sobre esa (presunta) corrupción. Otro asunto distinto, y de particular interés político, es el que enfrenta a la Universidad Complutense con Isabel Diaz Ayuso, con ocasión de la financiación pública que recibe por parte de la CAM que ella preside. La noticia es por tratarse de una Universidad Pública que además de ser la de mayor número de alumnos, tiene una larga tradición como centro de reconocido prestigio. Pero que en los últimos años parece haberse alejado notablemente de ese honroso historial, colocada en el foco informativo nacional por unos casos no precisamente ejemplares.
La «cátedra» concedida a la esposa del presidente del gobierno que no tiene acreditado ni un currículum académico ni uno profesional que pareciera exigible para asumir esa responsabilidad, no necesita de muchos comentarios adicionales al respecto. Carecer no sólo de un doctorado sino incluso de una licenciatura, lo resume todo en ese ámbito. Y convertir la sede de la presidencia del gobierno en el centro de las actividades de promoción de su cátedra, hace que se encuentre bajo investigación judicial.
En cuanto a los méritos profesionales ya son demasiado conocidos los prestados a las actividades de su familia. Otro foco noticiable de la Complutense, tiene por protagonistas a destacados dirigentes políticos de la «progresía» de la izquierda extrema: Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero. Que convertían sus clases en la Facultad de Ciencias Políticas, en virtuales mítines políticos, lo que no parece responder a la neutralidad política que se le exige a un Centro Universitario público. Cuyo deber es formar, no promover ideologías y militancias partidistas. Que además el sanchismo tenga en el centro de su oposición a Ayuso, quizás ayude a entender mejor lo que le sucede a la Complutense.