Los personajes más siniestros de 2024
No podemos dejar pasar Halloween sin analizar a los famosos más creepy, desde Ábalos a Aída Nizar, pasando por Zapatero o Álvaro García Ortiz, Fiscal General del Estado; a todos ellos me los imagino rodeados de murciélagos o echando culebras a un caldero, o volando con los brazos extendidos y los ojos en blanco una noche de luna. Por supuesto, y encabezando el espeluznante ranking tenemos a nuestro Errejón.
La primera vez que le escuché hablar en televisión pensé que era un niño prodigio. Pero ¿qué edad tiene este zangolotino? ¿No es muy pequeño para defender tanto a Chávez?, exclamé. Todos imaginábamos por entonces al pequeño Errejón acariciando un gatito abandonado, ordeñando a una alegre vaca asturiana…
Rocío Monasterio me dijo una vez que Errejón era el tío más atractivo del Congreso. Me sorprendió, no lo he tratado en persona, pero nunca he podido dejar de interpretar su cara y sus gafitas como de niño eterno, de púber en edad de tomar colacao para dormir y mancharse de chocolate la boca. Cero atractivo. Nunca me han gustado, ni los niños, ni los adultescentes, ni los infantomorfos. Mi amiga P. tampoco lo ve: «A mí Errejón me cierra el pestillo de la habitación y me parto de risa. Anda chaval, aparta».
¿Y a qué podrá dedicarse ahora? Muchos sugieren que al porno. No soy aficionada, pero me cuentan que detrás de las estrellas del cine X siempre hay biografías absolutamente demenciales. Rocco Siffredi, esta me la sé, cuenta que descubrió su vocación en el entierro de su hermano, de niño, donde se acostó con una italiana de más de 70 años, en pleno cementerio, mientras esta, la típica mamma, consolaba al chiquillo.
Sigamos. Las chicas de nuestra política no se quedan atrás en esta lista: aunque las mejores ya se fueron (Macarena y Rocío) o se alejaron (Montero y Belarra) todas con esas melenas largas, brillantes y zainas… ¡Como si vivieran bailando y cantando enloquecidas alrededor del fuego, sólo cubiertas por livianos camisones saturnales, apoyadas sus escobas sobre el árbol de un ahorcado. ¡Adorables personajes!
Ocupa su lugar, como cada año, nuestro flamante presidente bien afeitado, trajeadito, guapo, Pedro el inclusivo, Pedro el inventor de lo políticamente correcto; yo personalmente prefiero su lado grosero y chungo que cuando pone cara (y voz) de monjita recién comulgada, voz suave y mirada de condolencia. Pedro el Presidente del Club de la bondad… Lo que quieran, pero produce terror porque todo es mentira y absolutamente todo trata sobre sí mismo. Begoña, como actriz secundaria del Psicothriller, también.
La nueva ministra de Igualdad, no consigo retener su nombre, que siempre lleva unos pendientes larguísimos de plumas, muy divertida y adecuada para una película ambientada en el cementerio municipal de Chilpancingo, Estado de Guerrero, México.
De cerca, en este angustioso desfile de Difuntos, las bellísimas Leonor y Sofía, tanto monta, monta tanto, vestidas y peinadas siempre por el peor enemigo de los derechos sucesorios pero sobre todo de la estética, de la armonía, de la moda y el adecua miento.
Este año irrumpe con fuerza en la lista la inquietantemente perfecta feminista Cristina Fallarás, que con motivo del revuelo erótico-político publica un libro con los testimonios que le envían las mujeres acerca de su relación mejor o peor con hombres agresivos o percibidos por ellas de ese modo ¿no les dan a ustedes miedo las personas tan convenientemente extremas?
Aunque apenas se habla ya de Jorge Javier Vázquez, es uno de los rostros más siniestros de la televisión porque no puede ocultarlo, se compensa, disfruta, se regodea con la miseria y la sordidez. Algo peor, sufre eso se ve, pero no rebaja ni dos milímetros su arrogancia.
Isabel Preysler, continúa aterrando a los niños y a los adultos con esa autodisciplina, esa cordialidad ¡Una fumanchú elegantísima, no hay duda!
Y Almeida o «Mucho cuidado con las bodas». La boda es a la moda como el bufet libre a la gastronomía; ambas explosiones, indecorosas y terroríficas, exponen nuestros peores defectos y miserias. La definición de elegantioso es simpática… Alguien que invierte mucho (esfuerzo, tiempo, dinero) en resultar elegante sin conseguirlo. Y es que lo falso nunca resulta elegante. Ni lo pretencioso.
Yo, la verdad, ya solo entiendo -si no hay humor- los looks sencillos, modestos, como de arquitecto (sin contar a Joaquín Torres, ¡otro!). Los excesos y ramalazos CAMP (que me pueden chiflar), sólo desde la ironía. Exclusivamente.
Dejemos de disfrazarnos de personajes cartoons o de la ensoñación más trasnochada de un Tim Burton vomitando metanfetamina cada vez que alguien decide ritualizar su relación amorosa. ¿No?
Las imágenes de la boda del alcalde lo convierten en un miembro honorífico de esta lista (y a muchos de sus invitados). Un sistema caduco e innecesario que por su falta de necesidad y sentido resulta feo, prolijo, cursi (todo lo cursi es hortera, por lo mismo que nada auténtico puede serlo). Tocados, sombreros, encajes, lentejuelas, satenes, tules, brocados y hasta perfumes, los tenían que prohibir o al menos regularlos (y miren que soy liberal) desde las autoridades sanitarias, imponiendo tasas y controles como en el caso de tabaco y el resto de las drogas.