La pelota y el pelotazo
No sabemos qué va antes, si la gallina o el huevo, ni tampoco si hacer la pelota o dar el pelotazo. Yo creo que van parejos, que se retroalimentan. Si haces la pelota te viene el pelotazo y, si consigues un pelotazo, cómo no hacer la pelota. Así funciona el mercado de favores. Si no, que se lo pregunten a la nueva presidenta del Congreso y a su marido, pelota una y pelotazo el del otro.
Ella, fan incondicional de Sánchez desde que optó a la Secretaría General, convencida fundadora del clan del no es no, fiel a los no-principios de su jefe, a quien vendió su alma sin dudarlo. Y bienpagada que ha sido la leal baronesa. «Vente pá Madrid -le ha dicho el jefe- aquí serás más presidenta que en Mallorca, si haces lo que yo te diga». «Pero tengo que ser neutral, mi presidente». «Sí, como Pumpido».
Pero ser Presidenta del Congreso no es el pelotazo. Para pelotazo el que ha dado su pareja, con las ayudas públicas recibidas del Gobierno, tal como ha contado OKDIARIO. El audaz emprendedor montó su empresa en 2012 y durante tres años tuvo 0 euros de ingresos hasta que, oh casualidad, todo cambió en 2015, cuando Armengol es nombrada presidenta y, entonces sí, ese año ingresa más de 4 millones de euros.
El noviete canalizó los ingresos millonarios a través de una microempresa dedicada a la construcción que declaraba no tener trabajadores y nuevamente declaró ingresos en 2016 por más de 700.000 euros. Desde entonces ya no hace ningún tipo de actividad empresarial. Todo muy normal, tan normal que no merecerá la creación de una comisión de investigación, ni encargar a un fiscal que eche un vistazo al asunto, o que nos lo cuenten en los telediarios.
Al fiscal le tendremos ocupado analizando si el beso de Rubiales fue con lengua o sólo pico y en los telediarios nos irán narrando los avances de su investigación, y no hablaremos de otra cosa. Lo de que planee la sospecha de la corrupción sobre la presidenta del Congreso no es noticia. Donde esté un beso que se quite lo demás.