Pedro, ¿no vas a decir nada?
Pedro Sánchez no puede permitir que el nuevo PSOE se le gripe antes incluso de arrancarlo tras tanto esfuerzo por conseguir agarrar los mandos de nuevo. El Partido Socialista volverá a ser lo que fue si se asienta en la socialdemocracia y defiende la unidad de España. De lo contrario, se perderá en la nada. De ahí que el secretario general deba poner orden y unificar tanto su propio criterio como el de la formación. No se puede rechazar y justificar a los golpistas catalanes al mismo tiempo. Ese tipo de esquizofrenias ideológicas son un riesgo para la estabilidad de España además de un síntoma de incoherencia que puede espantar por miles a los potenciales votantes. Desde que barriera a sus rivales en las primarias, Sánchez ha mostrado luces y sombras en su capacidad de hombre de Estado.
Mientras se sumaba con buen criterio a Mariano Rajoy en el ‘no’ a un referéndum ilegal y aseguraba que su formación «estará en la defensa de la legalidad y de la Constitución», parecía no tener muy clara su idea de España al decir que es una «nación de naciones con una única soberanía». Un juego de palabras que, además de vacuo, es una contradicción en sí mismo. Subterfugio para tratar de quedar bien tanto en Madrid como en la Cataluña secesionista. Una táctica que, al final, no sólo tiene un recorrido muy corto sino que alienta brotes que rozan la inconstitucionalidad dentro del propio PSOE. El ejemplo lo encontramos en las palabras de la secretaria de Cohesión Social, Núria Parlon, que pide «apelar a la comunidad internacional» si el Gobierno aplica el artículo 155 de la Carta Magna. Una medida, la de suspender la autonomía en la región catalana, que sería la última opción. No obstante, si los golpistas siguen empeñados en su chantaje al Estado, a ilegalidad hay que contestar con ley.
Pedro Sánchez debería dejar clara la postura del PSOE tras esta veleidad de Parlon. Sobre todo para que dentro de las filas del PSC no haya una especie de efecto contagio y la estabilidad de la formación se resquebraje en dos. Este mismo jueves, alcaldes y concejales de los socialistas catalanes han declarado que desobedecerán a su líder regional, Miquel Iceta, y apoyarán el referéndum ilegal. Pedro Sánchez ha de mostrarse firme si de verdad cree en la unidad de España. Ya ha podido comprobar la radicalidad que, poco a poco y cada vez más, se apodera de la sociedad catalana. La sede de su partido en Lérida ha aparecido con pintadas que decían «PSOE=GAL» y «Haremos el referéndum». Ante estas circunstancias, no parece lo más oportuno andar con connivencias implícitas y explícitas con los que entienden la extorsión como única forma de ejercer la política. Sánchez tiene la palabra.