El patxismo: salvación del PSOE
La última ocurrencia de la calle Ferraz ha sido la presentación de la candidatura de Patxi López a la Secretaría General del PSOE. No es nuevo, pues algunos ya lo avisábamos hace más de un mes, que ésta iba a ser precisamente la jugada para tratar de calmar las aguas turbulentas de los últimos tiempos. Intentaron sacar a Urquizu, un presunto joven, perfil de profesor universitario, pero no resultó.
El diputado por Teruel fue paseado por tertulias, tuvo mucha presencia inmediatamente después del golpe a Sánchez. Pero sus intervenciones fueron tan desafortunadas que incluso llegaron a ser tendencia en toda España en las redes sociales. Vaya, que no les funcionó la brillante idea de aquél que pensaba: “Ya verás tú, tenemos alguien más o menos joven, preparado, con escaño en el Congreso… con soltura en su discurso y que viene escribiendo desde hace tiempo en ElPaís, hablando en la Ser…. Nada puede salir mal”. Pues parece que el globo de Urquizu se les desinfló. Lo cierto es que resultaba extraño que un presunto joven tuviera argumentos tan viejunos, defendiera el golpe de la gestora y no mostrase ni el más mínimo atisbo de ser de izquierdas.
Así que siguieron buscando, jugando al quién es quién. ¿Se acuerdan de este juego? Uno va buscando el perfil que corresponde a las características, hasta que da con la persona idónea. Pues en esas están en el PSOE. No parecen encontrar a nadie solvente. Normal: porque quieren algo que parezca libre, sin serlo. Algo que parezca de izquierdas, sin serlo. Algo que parezca joven, sin serlo. Algo que no parezca viejo pero que en el fondo lo sea. Alguien que parezca…. y así han llegado a Patxi López. Alguien que parece muchas cosas pero que en realidad… pues eso.
Decía ayer el único candidato a la Secretaría General del PSOE que él siempre se ha llevado bien con todos los secretarios generales. Que siempre ha sido leal; y esto significa muchas cosas: efectivamente, la más obvia, que lleva tiempo suficiente “ahí” como para haber tenido trato directo con todos, tanto como para “llevarse bien”. Podemos sacar más conclusiones de su afirmación, pero esas las voy a dejar para usted, pues de sobra es sabido que nada tiene que ver Felipe con José Luis, con Alfredo ni con Pedro. Una cosa es la educación y otra, en términos políticos, poder bailar con todos. Porque una de dos: o no es cierta la afirmación, o entonces eres un superviviente de la política y haces lo necesario para no desaparecer. Cada cual que saque sus conclusiones.
A la vista está que defendía el “no es no”, que formaba parte del equipo de Pedro Sánchez —un equipo de cartón piedra, ejecutiva cortilandia donde todos han resultado ser tan auténticos como los muñecos de Navidad— que criticó la abstención pero que, llegado el momento, se abstuvo. Ahora dice que no le pareció adecuado, pero que él es persona de partido y que hace lo que le manden. Todo un líder. Sin duda. Habla de izquierdas nuestro querido Patxi. Incluso de una izquierda sin complejos. No está mal. Suena contundente. Tendremos que obviar que su gobierno se apoyaba en la derecha —es cierto que no es lo mismo el PP en el País Vasco que en Madrid— pero al fin y al cabo, ya saboreó las mieles de la coalición. Sabe de lo que habla, pues.