La ‘paciencia estratégica’ de Bildu ante el ‘coche sin gasolina’ sanchista

La ‘paciencia estratégica’ de Bildu ante el ‘coche sin gasolina’ sanchista

Superada la segunda meta volante de este insólito calendario electoral, con cuatro elecciones en menos de cinco meses, el 14F en Galicia, el 21A en el País Vasco, ahora viene la siguiente, el 12 de mayo en Cataluña, para llegar a la meta definitiva, el 9 de junio, con las elecciones europeas. Este absurdo calendario muestra el despropósito que supone el derroche de gasto público empleado- en coherencia con que «el dinero público no es de nadie», según afirmó la entonces vicepresidenta del Gobierno y actual presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo -así como la imposibilidad de disponer de la estabilidad y el sosiego necesarios para una adecuada acción de Gobierno-.

Aunque se puede aplicar al caso, el que «no hay mal que por bien no venga», ya que el actual Gobierno sanchista carente de presupuestos es «inútil como un coche sin gasolina» (sic Sánchez), y nada mejor que quietos sin gasolina, y que no puedan hacer nada. Pero antes de adentrarnos en la meta catalana que comienza a las 00:00 horas de este viernes 26, es preciso analizar lo sucedido este domingo 21 de abril.

El titular que deja el resultado (provisional hasta el viernes), es inequívoco: «más de lo mismo», es decir, prórroga del Gobierno bipartito del PNV con el PSE, lo que le garantiza a Sánchez estabilidad en la dimensión vasca de su macedónica coalición. Aunque hay subtítulos en la narración de la jornada, que afectan al mismo sanchismo y a la oposición. En lo que hace a lo primero ya hemos señalado lo principal que deja el resultado, en apariencia continuista, ya que el empate a 27 escaños coloca a Bildu en posición privilegiada para aspirar a desbancar al PNV cuando considere que su «paciencia estratégica» heredada también de sus mentores etarras, haya llegado a su final, lo que muy bien tienen al alcance de la mano sustituyendo al PNV como socio prioritario de Sánchez, tanto en Vitoria como en Madrid.

Bastaría para ello retirarle su apoyo en la capital de España para provocarle una gran desestabilización y posiblemente su caída anticipada. En cuanto al PSOE, en apariencia sale reforzado, pero es momentáneo, ya que confirma lo sucedido en Galicia: ser tercera fuerza y por detrás y subsidiaria de una izquierda radical nacionalista. Allí fue el BNG quien recogió mayoritariamente ese voto, y aquí nada menos que lo recoge Bildu, siendo la alternativa de la izquierda, fuerzas políticas identitarias, lo que parece adecuarse poco a esa izquierda solidaria y progresista que publicitan.

En cuanto a su socio Sumar baste decir que si en Galicia Yolanda obtuvo «suma cero» ahora le parece un éxito, «sumar uno» y ni tan siquiera siendo ese uno su candidata a la Lehendakaritza, sino de IU. Con Cataluña como próxima meta, baste decir que allí la marca la tiene registrada la ex alcaldesa Inmaculada Colau, así que el horizonte como política de Yolanda, que aspiraba a ser la primera mujer inquilina de La Moncloa, aparece como perfectamente descriptible.

En cuanto a Podemos es la historia de una caída tan meteórica como lo fue su ascenso en la estela del 15M. Extraparlamentarios en Galicia y País Vasco y con todos los números para serlo también en Cataluña, al igual que Sumar.

Se trata de las tres consideradas como «nacionalidades históricas» lo que da una particular relevancia a este resultado que deja a esos dos socios del Gobierno sanchista en una posición política residual y prácticamente inexistente en ellas. En cuanto a la oposición, PP y Vox ambas han salvado la cara en cuanto a sus aspiraciones mínimas; el PP con 7 diputados consolida como propio el votante de Ciudadanos con quien compareció en las pasadas elecciones obteniendo 6, y Vox manteniendo el escaño anterior y su condición de fuerza parlamentaria en la patria chica de Abascal, lo que no consiguió la vicepresidenta Yolanda en la suya.

Mantener esa condición confirma a Vox como fuerza necesaria en la alternativa de centro-derecha a nivel nacional, lo que limita el éxito del resultado del PP. Lo que está claro es que Sánchez es un auténtico vivificador del secesionismo en España. Y veremos lo que obtiene su amnistiado Puigdemont.

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