Otro capítulo de la antología del disparate

Otro capítulo de la antología del disparate

El miércoles, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció que Seat produciría 300 equipos de respiración invasiva al día para aumentar su disponibilidad en la atención a pacientes graves ingresados por coronavirus, después de llegar a un acuerdo con la empresa automovilística. Dijo textualmente que empezarían «mañana» -por hoy-, pero los «mañanas» de Illa tienen esas cosas: que nunca llegan a tiempo.

Seat mantiene paralizada desde la noche del miércoles la línea de fabricación de los respiradores en su factoría de Martorell ante la lentitud de los técnicos de la Agencia Española del Medicamento en dar su homologación a los aparatos. Son 150 personas las que han tenido que marcharse a casa en espera de que de desbloquee la burocracia. El presidente del Comité de Empresa ha sido tajante: “Entiendo que el Ministerio de Sanidad está desbordado y que quiere asegurarse aparatos con todas las garantías de seguridad, pero lo que es incomprensible es que no hayan establecido unos requisitos de entrada, en lugar de ir pidiendo modificaciones sobre la marcha. Hay un exceso de burocracia cuando se trata de salvar vidas».

Lo curioso del caso es que desde el Ministerio de Sanidad han expresado su voluntad de flexibilizar la tramitación, dada la situación de emergencia en que se encuentran los hospitales. Pues menos mal que su voluntad es flexibilizar. Se agotan las palabras para describir el grado de incompetencia de un Gobierno que está causando por acción o inacción un daño objetivo a la salud de los españoles que entra de lleno en el Código Penal. Decir que resulta intolerable se queda corto, porque la actuación del Ejecutivo es de Juzgado de Guardia.

Salvo que desde el Ministerio de Sanidad se hayan conjurado para hacer las cosas de la forma más inconveniente -lo que no parece razonable pensar-, la única hipótesis que cabe manejar es que sus responsables son absolutamente torpes.  El problema es que, en las actuales circunstancias, la incompetencia y la torpeza matan.

 

 

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