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Obras interminables

Obras interminables
Obras interminables

Visto en Viena hace unos veinte años. Cambiaban las conducciones subterráneas en una avenida semblante a Jaime III. Las obras se llevaban a cabo durante la noche en tramos de unos cien metros volviendo a cubrir de nuevo las zanjas para que a la mañana siguiente por la avenida durante el día se pudiera circular con normalidad. Un tramo de unos quinientos metros fue arreglado en una semana. ¡Igual que en Palma, oigan!

Recientemente, denunciábamos en esta misma columna que la futura reforma del pavimento de la Plaza de España tiene previsto un plazo de ejecución de 16 meses o lo que es lo mismo 400 días de trabajos, todo lo cual arroja la impresionante ejecución de obra de unos 12 metros cuadrados de pavimento por día. ¡Olé, como para quitarse el sobrero ante tanta eficiencia!
Estas incomprensibles e intolerables obras con plazos de ejecución tan dilatados han motivado que la Patronal del Pequeño y Mediano Comercio de Mallorca (Pimeco) haya denunciado ahora al Ayuntamiento por las muchas obras públicas que se llevan a cabo al mismo tiempo en la ciudad y, dicen, que supuestamente con fines electoralistas.

Ciertamente. Y si bien es cierto que en algún momento deben llevarse a cabo en la ciudad obras que resultan más necesarias que otras, el Ayuntamiento no ha podido elegir peor momento para iniciarlas, en Semana Santa, cuando Palma ha recibido los primeros turistas del año. Pimeco ha criticado sobre todo las obras que se realizan desde hace varios meses en la zona de la Catedral, que está previsto que duren otros nueve meses y al mismo tiempo la patronal también ha denunciado que las reformas en la calle Nuredduna, que de paso van a provocar un gran desbarajuste de tráfico en la plaza de las Columnas, se extenderán hasta junio o julio.

Otrosí, que los cambios de canalizaciones en Jaime III, que duran ya varios meses, ni se sabe cuándo van a concluir. O las de la calle Olmos, aunque tuvieran la previsión de paralizarlas a causa de los desfiles procesionales, igualmente parece que se van a prolongar sine die. Y no digamos las previstas para el Parque del Mar, la peor obra realizada en años, que ya lo verán, comenzarán en plena temporada y con la ciudad llena de turistas.

Tenemos, pues, en la ciudad un bonito panorama. La constante realización de unas obras interminables por no fijar el Ayuntamiento unos plazos de ejecución con la celeridad suficiente como para no causar molestias al vecindario o, aun más, para no perjudicar el comercio de las zonas donde se realizan. Resulta incomprensible que a estas alturas del siglo XXI no existan fórmulas para llevar a cabo obras de manera rápida y eficiente. Pues no. Las obras municipales ni se ejecutan con los controles necesarios, a la vista saltan los resultados deplorables de muchas de ellas, ni mucho menos mejoran en su eficiencia.

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