Carreteras DGT

España estrena nuevas señales de tráfico y van a confundir a más de uno: su significado

Nuevas señales de tráfico

Desde el 1 de julio de 2025, los conductores en España empezarán a encontrarse con una imagen renovada en las carreteras. Ya no habamos sólo de nuevas señales de tráfico, sino de un rediseño del sistema de señalización vial. Esta transformación no es casual ni improvisada: responde a la actualización del Reglamento General de Circulación, aprobada el pasado 10 de junio por el Consejo de Ministros, una reforma que deja atrás casi dos décadas de vigencia del anterior reglamento.

Esta renovación busca adaptar el lenguaje vial a los tiempos actuales. El entorno de la movilidad ha cambiado: nuevos medios de transporte, una mayor conciencia social e inclusiva, así como avances tecnológicos, obligaban a una revisión integral. Por eso, las señales que veremos progresivamente en las carreteras tendrán un diseño más moderno y serán más claras, más eficientes y, sobre todo, más representativas de la movilidad actual. La idea es mejorar la visibilidad, hacerlas más intuitivas y garantizar que cumplan con criterios de sostenibilidad y fabricación eficiente.

Las nuevas señales de tráfico de la DGT

El rediseño no se limita únicamente a incorporar nuevos pictogramas o agrandar tamaños. El verdadero cambio está en el enfoque. Por ejemplo, entre las nuevas incorporaciones hay señales que dan respuesta directa al auge de vehículos eléctricos y combustibles alternativos. En este sentido, veremos nuevas indicaciones específicas para puntos de carga eléctrica y para estaciones de repostaje de GLP (gas licuado del petróleo), elementos ya habituales en muchas ciudades pero que no contaban aún con representación clara en la señalización oficial.

También se integran señales que reconocen el crecimiento del uso de patinetes eléctricos y otros vehículos de movilidad personal (VMP). Hasta ahora, estos vehículos compartían normativa con bicicletas o simplemente quedaban en un limbo legal; ahora, se les reconoce espacio propio. Un ejemplo de ello es la aparición de señales que indican vías exclusivas o de uso obligatorio para este tipo de transporte, o incluso otras que prohíben expresamente su circulación en determinados entornos.

En este mismo espíritu inclusivo y de adaptación a la movilidad moderna, también se ha introducido una señal que delimita carriles destinados a vehículos con alta ocupación (VAO), pensados para aliviar el tráfico y fomentar el uso compartido de vehículos, una tendencia al alza en las grandes ciudades. Esta señal especifica que el carril está reservado para vehículos con dos o más ocupantes, dejando claro que no se trata de una preferencia, sino de una obligación.

Ciclistas, peatones y convivencia urbana

En las ciudades, las nuevas señales ponen el foco en proteger y visibilizar la presencia de ciclistas en la vía. Así, aparece una señal específica para pasos exclusivos de bicicletas y otra para carriles bici que discurren pegados a la calzada. Además, se introduce la “zona de espera avanzada” en intersecciones, reservada a ciclomotores y bicicletas, con el fin de facilitar su salida y aumentar su seguridad.

Otra novedad interesante es la señal de «zona de coexistencia», que indica tramos en los que peatones, ciclistas y vehículos comparten el espacio en igualdad de condiciones, y en los que se da prioridad a los usuarios más vulnerables. Esta señal se une a otras diseñadas para reforzar la protección de colectivos concretos, como la que señala la presencia de personas con movilidad reducida o problemas sensoriales.

Señales para anticipar lo inesperado

Además de las señales dirigidas a determinados tipos de medios de transporte o a mejorar la convivencia urbana, se han incluido otras pensadas para advertir sobre nuevas dinámicas de circulación. Por ejemplo, la señal de «tramo trenzado» marca zonas donde varios carriles confluyen o se bifurcan generando cruces de trayectorias, lo cual exige una mayor atención y planificación por parte del conductor.

También aparece una nueva señal que indica «carreteras 2+1», un modelo ya utilizado en algunos países europeos, donde se dispone de tres carriles, alternando uno de adelantamiento en cada sentido según el tramo. Esta solución busca aumentar la seguridad en carreteras secundarias, permitiendo adelantamientos más controlados sin requerir autovías completas.

Otra señal que veremos pronto es la que alerta sobre «tramos con accesos directos», muy útil en zonas rurales o suburbanas donde las incorporaciones no siempre están debidamente canalizadas. Igualmente, se ha incorporado una nueva señal que prohíbe el paso a todos los vehículos de movilidad personal, incluso si en el icono solo aparece un patinete: la clave está en entender el símbolo como representativo del conjunto de VMP.

En conjunto, esta reforma no es un simple lavado de cara del Reglamento General de Circulación. Representa un avance hacia una movilidad más inclusiva, segura y adaptada a las realidades del siglo XXI. El objetivo final es claro: hacer que todas las personas, sin importar cómo se desplacen o cuáles sean sus capacidades, se sientan representadas y protegidas en la vía pública. Con señales más claras, modernas e inclusivas, España da un paso firme hacia un futuro vial más humano.

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