Nuestra economía está en juego

Nuestra economía está en juego
La bolsa de Madrid (Foto: GETTY)

España depende de un gran pacto político para que su economía sobreviva. Más ahora, si cabe, cuando el castillo de naipes global se tambalea. China sufre el crecimiento más bajo de los últimos 25 años y la producción industrial en Alemania cae un 1,2%, además de los problemas en el gigante Deutsche Bank. Estas décimas de fiebre en dos de los termómetros más importantes de la economía mundial nos ha cogido resguardados bajo un crecimiento a más del 3%. No obstante, esta situación de crecimiento se puede ir al traste si la inacción sigue siendo el movimiento más repetido en el Congreso de los Diputados.

Mientras el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sigue pensando si optar por la razón o por la ambición, los ciudadanos observan con inquietud cómo un repentino parón se ha adueñado de sus negocios en los últimos meses después de que se hubiera recuperado la alegría por gastar, consumir e invertir. Un contexto al que se le añade el mal síntoma de que el Ibex 35 se haya dejado hasta un 17% en lo que va de 2016. Un retroceso a niveles de 2013, justo cuando comenzó una recuperación que, de no encontrar un Gobierno serio, se nos puede escapar entre los dedos.

La inversión es otro índice que habla bien a las claras de nuestra breve, pero súbita, tendencia menguante. Desde que se celebraron las elecciones generales hasta ahora, ha caído a niveles de hace 20 años, condicionada, tanto dentro como fuera del país, por el temor a un gobierno populista que destruya el sistema y fomente los movimientos secesionistas en regiones tan importantes como Cataluña y País Vasco. El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB) José María Roldán, ha sido muy claro al respecto: «La inversión huye de los cambios impredecibles».

El Ejecutivo que resulte finalmente, ya sea ahora o en unas hipotéticas elecciones en junio, debe asegurar la estabilidad institucional, perseverar en las reformas y promover una seguridad jurídica suficiente como para atraer y consolidar tanto la inversión interna como la internacional. Cualquier experimento con fuegos fatuos puede suponer desandar todo el camino recorrido tras un arduo esfuerzo de más de siete años. España necesita un gran pacto de fuerzas moderadas que aseguren la unidad nacional, la libertad de mercado y una óptima sinergia con las instituciones comunitarias que hagan que España sea un país unido dentro de una Europa unida.

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