Más que mandar, para qué…
Hace un año y algunas semanas tuve que enfrentarme con las encuestas. Yo estaba tranquilo y seguro del trabajo que estábamos haciendo desde la oposición en Extremadura. Por un lado se trataba de recuperar aquellos derechos cercenados por el Gobierno del PP con la abstención de IU. Se los recuerdo. Suprimieron el transporte escolar para bachillerato y formación profesional en una región de 42.000 km2. Redujeron las ayudas a los libros de texto, lo que llevó a que en muchas escuelas de la región hubiera niños con libros y niños con fotocopias de libros, sentados uno al lado del otro. Cerraron las urgencias sanitarias rurales en 21 pueblos de Extremadura porque eran muy caras. Eso sí , financiaron ‘premios’ y ‘saraos’ a cambio. Con lo que costó que el PP e IU trajeran a Woody Allen a tocar un rato el clarinete a Extremadura, se podría haber evitado el cierre de siete urgencias.
Y mientras todo eso ocurría, la radio y televisión pública de Extremadura y algunos medios de comunicación nacionales sacaron sus encuestas un mes antes de las elecciones autonómicas. El PP extremeño estaba al borde de la mayoría absoluta y Vara camino del descalabro con la intención de voto del PSOE en Extremadura hundida. Yo, que mientras quienes nos gobernaban entonces disponían de una tele a su servicio, no tenía más medios que una furgoneta con la que me estaba recorriendo Extremadura y un grupo de gente ayudando desde las redes sociales, nunca me las creí. Y seguí haciendo lo mismo. Las encuestas decían una cosa y yo cada día, casa a casa y pueblo a pueblo veía otra bien distinta. Cuando el día de las elecciones uno de los canales de televisión nacional a las ocho de la tarde daba la victoria al PP en Extremadura, le dije a mi familia que yo tenía una encuesta con una muestra mucho mayor. Esperad dos horas y comprobaréis lo que os estoy diciendo.
Y así ocurrió. Los votos ganaron a las encuestas. Yo que estaba hundido en las encuestas gané las elecciones con mi partido y los que estaban al borde la mayoría absoluta se descalabraron. No dudo de la importancia que tiene la demoscopia. Pero quiero introducir un elemento de reflexión imprescindible. Lo que estamos viviendo nunca ocurrió. Cuatro fuerzas políticas compitiendo. Dos de ellas sin historia y sin memoria en sus votantes. Bien haríamos en entender que votar es muy importante. Y que la gente lo sabe. En Extremadura las elecciones las ganaron, de verdad, los votantes. Asumieron que estaba en sus manos el futuro de esa parte de sus vidas que depende de la política.
Entramos en los momentos finales de una etapa que nunca debió haber ocurrido y que las encuestas parecen demostrar que estaba prevista para que la derecha-derecha y la izquierda-izquierda sacaran sus frutos. Las encuestas parecen premiarles por no haber querido que hubiera Gobierno antes. Seguiremos defendiendo los valores que nos permiten hoy ser como siempre y defender lo de siempre. Una escuela que nos permita ser cultos, una sanidad que nos ayude a estar sanos, una España diversa, solidaria y plural en Europa, una apuesta por el empleo y la prosperidad compartida. En definitiva, un país que enseñe bien, que investigue mejor y cuide a las personas. El PSOE debe estar donde siempre estuvo. En la izquierda moderada que está más preocupada por la vida de la gente que por ver quién ostenta el poder.