Madrid será la tumba del comunismo

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Me han contado que estaba Pablo Iglesias en su despacho del Ministerio cuando le informaron de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha dictaminado que se van a celebrar las elecciones anticipadas convocadas por Isabel Díaz Ayuso para el próximo día 4 de mayo en las que, según todas las encuestas, Podemos se va a quedar sin representantes. De repente sintió como la testosterona se le desbordaba y, sin pensárselo dos veces, le dijo “sujétame el cubata” a Ione Belarra, la secretaria de Estado sin currículum que tiene de asistenta. Se dio una vuelta más en su ya muy arremangada camisa, metió el iPhone que le pagamos entre todos en el palo de selfi y se grabó ese vídeo en el que todos le hemos visto usar medios públicos para difamar a lo oposición y anunciar que esto lo arregla él de tres mamporros.

El primer guantazo se lo metió a mano abierta a su propia candidata, la delincuente femicomunista Isa Serra, que fue la que ganó en las primarias del partido el derecho a ser la cabeza de lista de Podemos. Además de haber sido la elegida por las bases, la podemita cuenta en su currículum con el mérito de haber sido condenada a un año y siete meses de prisión, por los delitos de atentado a la autoridad, lesiones y daños, a raíz de una agresión a varios agentes de la autoridad. Cuenta además con el mérito de que la Sala que la condenó le impuso además una multa de 2.400 euros y 19 meses de inhabilitación, que están pendientes de que se resuelva su recurso. Pero en el partido feminista de Unidas Podemos, las mujeres saben cuándo les toca apartarse a favor de “una candidatura fuerte y con carácter”, como Iglesias ha definido la suya.

El segundo bofetón se lo soltó el macho alfa a la madre de sus hijos. Esa que dice que para que ella “pueda salir, tiene que haber otra persona asumiendo tareas de cuidados, sea mi suegra, sea mi madre, sea una trabajadora del hogar”; pero que en ningún caso se le ocurre pensar que fuera Pablo Iglesias el que se haga caso de sus hijos. Las malas lenguas hablan de problemas de pareja hasta el punto de que se pone en duda que, cuando este verano Montero se fue a Asturias con sus hijos, Iglesias la acompañase. E incluso hay quien dice que el vicepresidente comunista del Gobierno apenas aparece ya por el casoplón de Galapagar, por lo que no se puede contar con él para el cuidado de los niños. En esas circunstancias poco iba a ayudar a arreglar las cosas la propuesta que Iglesias le hace al partido de Errejón para concurrir con una lista única a las elecciones, teniendo en cuenta que su expareja, Tania Sánchez, es la número dos en las listas de Ahora Madrid a la Comunidad.

Y el tercer tortazo se lo quiso meter Pablo Iglesias a otra mujer, Mónica García, la médico anestesista que hace unos meses criticaba que Ayuso repartiese entre los madrileños las mismas mascarillas FFP2 que ahora luce ella en sus ruedas de prensa. A Mónica, cuyo partido cuenta en la actualidad con el triple de escaños que Podemos, le dijo Iglesias “quítate tú, que me pongo yo” para lo que le exigió “la responsabilidad, la humildad y la altura de miras necesarias para ir todos unidos”. Pero claro, los que salieron de Podemos huyendo de los abusos de poder del macho alfa, de su cesarismo, de sus excesos de testosterona y de su nulo respeto por la democracia interna y las opiniones discrepantes, poco caso van a hacerle ya y lógicamente le han dicho que nones, para alegría de Pedro Sánchez y su insustancial candidato. «Las mujeres estamos cansadas de que en los momentos históricos nos aparten», le han contestado con toda la razón del mundo.

Así que, después de las elecciones gallegas en las que Podemos perdió 14 escaños y se quedó fuera del Parlamento, de las vascas en las que bajaron de 11 a 6, y de las catalanas, en las que fueron superados por VOX y la CUP; Iglesias se enfrenta en Madrid a sus peores expectativas. Ha logrado motivar en su contra todo el voto democrático de centro y de derecha y no ha conseguido unir a la extrema izquierda, que se presentará de nuevo dividida. Como presume Isabel Díaz Ayuso «España me debe una, hemos sacado a Iglesias de la Moncloa». Con un poco más de esfuerzo igual le debemos dos y conseguimos que Madrid sea la tumba del comunismo.

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