Macabra exhibición de odio e incompetencia

Macabra exhibición de odio e incompetencia

Que Pedro Sánchez quiere apagar el eco de los indultos, consciente de que los españoles no están mayoritariamente por la labor de perdonar a los golpistas es una evidencia: el PSOE cae a plomo en las encuestas y La Moncloa busca desesperadamente pasar página a toda prisa. La semana pasada anunció su intención de proceder en breve a la exhumación de tumbas en el Valle de los Caídos. Y eso, pese a que 70 de familias le han exigido expresamente que se dejen en paz los osarios con los restos de sus antepasados. Da igual: el Ejecutivo tiene claro que Franco y la Memoria Histórica pueden compensar los efectos negativos que en términos electorales tienen los indultos a los sediciosos y lleva ya tiempo perforando las paredes de la cripta para que los familiares puedan ver las arcas en las que reposan los restos mortales de sus antepasados.

Pero, como además de unos sectarios marcados por el odio y la revancha son unos incompetentes de tomo y lomo, los osarios que está mostrando a algunos familiares no contienen los restos mortales que asegura. Y todo porque ha perforado paredes pensando que los pisos de la basílica coinciden con las alturas de las galerías de osarios. Y no es así. El error está en que la tercera planta del templo no coincide con la tercera galería de los osarios, como puede verse en el plano que hoy reproduce OKDIARIO. En suma, un despropósito, un macabro show con el que Pedro Sánchez pretende desviar la atención. Son tan incompetentes que no han consultado los planos y se han lanzado a perforar las paredes de la cripta sin llevar a cabo las más mínimas comprobaciones. El resultado es que a algunas familias se les han enseñado osarios confundidos. Ni sentido de la responsabilidad, ni sensibilidad. Un puro despropósito.

Como hemos informado, varias de las familias con antepasados en el Valle no han tardado en poner el grito en el cielo y han empezado a remitir cartas a la presidenta de Patrimonio Nacional advirtiendo de su total oposición a cualquier acto que suponga «registrar, exhumar, trasladar o manipular los restos» de sus antepasados «con cualquiera que sea la finalidad, incluidas pruebas forenses o de identificación». Lo dicho: no tienen vergüenza, son el paradigma de la incompetencia y, además, les puede el odio y la revancha.

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