La lotería de los penaltis

La lotería de los penaltis

Decía Pelé que «marcar de penalti es la forma más cobarde de golear». Nadie le ha hecho el menor caso, ni la FIFA, que le usó de embajador hasta su muerte, la UEFA o el Comité de Reglamento que al parecer se reúne cada temporada para revisar las reglas y, a la vista de los cambios que introducen, cada vez lo hacen peor. O Rei no lograba entender por qué los futbolistas que transforman esa falta máxima, se ponen a saltar de alegría y a festejar «como locos» cuando en realidad lo que debían hacer es pedir perdón al portero. El fútbol negocio no comparte tamaña caballerosidad.

Acabamos de asistir que dos encuentros cruciales, la final de la Copa del Rey y la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League entre el Manchester City y el Real Madrid, se han decidido a través de esa suerte que unos profesionales, técnicos y jugadores, consideran injusta y otros califican de «lotería». Les escuchan tanto como a la Perla Negra, porque el presente espectáculo no atiende a mas razón que el dinero.

Antes los empates en partidos importantes se decidían, prórroga aparte, con un segundo encuentro dos días después. Un solución más justa que aquella que se llamó el «gol de oro», más razonable los lanzamientos desde el punto fatídico, aunque de corto reinado. Los organismos responsables de la organización de las competiciones han optado por el camino más corto para poder integrar en el calendario torneo tras torneo en busca de mayores ingresos y los antiguas confrontaciones de desempate no habría donde meterlas.

Así que, en memoria del que ha sido seguramente el mejor jugador de la historia, podemos concluir que si marcar de penalti es la forma más cobarde de golear, conquistar trofeos y ganar millones en tandas de cinco ha de ser necesariamente la exaltación de la cobardía en una disciplina deportiva que hasta hace poco respondía al mismo slogan que una marca de brandy: «es cosa de hombres». Ya, ni eso.

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