Libertad sin ira

Libertad sin ira
Dicen los viejos
Que no se nos dé rienda suelta
Que todos aquí llevamos
La violencia a flor de piel 
Pero yo sólo he visto gente
Muy obediente, hasta en la cama                                                                                    Gente que tan sólo pide                                                                                                        Vivir su vida, sin más mentiras y en paz
Jarcha, 1976

Leía esta mañana una entrevista a Fernando Savater en la que explicaba la diferencia entre pensar u obedecer, entre ser ciudadano o formar parte de un rebaño. Cada disertación de Fernando Savater es una clase de pedagogía democrática que debiera emitirse en prime time por su efecto benéfico para desasnar mentes.

Harían bien los dirigentes del PSOE en leer a Savater. Los detractores de Ayuso , que se empeñan en descalificar soezmente a la presidenta, parecen no haber entendido nada: “Como en el fondo son unos señoritos para ellos los bares son los lugares donde toman el aperitivo. Ni imaginan que puedan ser el lugar de trabajo de otras personas. Los chistes sobre lo tabernario revelan la miseria moral de unos señores que estudian la política y no entienden que los bares, y en general los pequeños negocios, son la base de las ciudades. Porque esto no iba de tomar copas, sino de servirlas». O sea…

Es notable el empeño de los socialistas y asimilados que aún hoy, tras la apabullante derrota de su estrategia rupturista y mendaz, se empeñan en denostar a la presidenta por todo lo bueno que ha hecho mientras siguen insultando a los madrileños por haberse atrevido a elegir. La estrategia del Goebbels de bolsillo que tiene Sánchez contratado en la Moncloa parece incapaz de asumir que no siempre una mentira repetida mil veces se termina convirtiendo en verdad. Los madrileños han sido conscientes del sectarismo del Gobierno de Sánchez y sus asociados cuando insultaban a Ayuso por abrir hospitales y por gestionar la pandemia buscando el equilibrio entre la defensa de la economía y la protección de la salud y al sentirse personalmente apelados (es a ellos a quienes Sánchez les negaba el derecho a elegir, es a ellos a quienes Sánchez quería prohibir ir a votar, es a ellos, no a Ayuso, a quienes Sánchez y su secta insultaban llamándoles fascistas y/o tabernarios…) han respondido en las urnas, demostrando ser ciudadanos de primera.

No es casual que Ayuso haya sido la candidata elegida por centenares de miles de madrileños que nunca antes habían votado una papeleta con las siglas del PP. No es casual que Ayuso haya sido la candidata más votada entre los jóvenes, entre los españoles residentes en el extranjero, en los barrios predominantemente obreros… No es casual que el apoyo a Ayuso haya crecido en todas las franjas de edad, desde el 10% entre mayores de 65 años al 25% entre veinticinco y cuarenta y cuatro.

No es casualidad que Ayuso haya tenido un fortísimo apoyo entre los trabajadores de sectores de la economía que han podido mantener su empleo gracias a que su Gabinete se empeñó en tomar decisiones basadas en criterios científicos en vez de asumir como verdad revelada las posiciones propagandísticas y contradictorias emitidas por los Illa y los Simón.

Aunque no fuera más que por cálculo electoral, los dirigentes del triunvirato socialcomunista debieran disimular su soberbia y dejar de insultar a los madrileños. Porque los madrileños ya han demostrado en las urnas que no se amilanan ante los insultos… y que tienen memoria. Y recuerdan que fue Ayuso quien tomó la iniciativa de cerrar los colegios y las residencias de ancianos cuando Simón, el vocero de Sánchez, seguía diciendo que en España no iba a pasar nada; y el Gobierno de Sánchez tuvo que seguir su estela.

Y recuerdan que fue Ayuso quien decidió montar un hospital de campaña en Ifema frente a la hostilidad de Sánchez/Illa/Simón, y sin que ninguno de los responsables sanitarios del Gobierno se dignara visitarlo durante el tiempo que permaneció abierto y salvando vidas.

Y recuerdan los aviones cargados de material sanitario que trajo a Madrid el Gobierno de la comunidad mientras el Gobierno de España lo racaneaba o suministraba material defectuoso.

Y recuerdan que fue la Comunidad de Madrid la que suministró mascarillas gratuitas a sus ciudadanos ante las críticas y las mofas del Gobierno de la nación.

Y recuerdan que Ayuso ha tenido que insistir en que pusieran controles de entrada en Barajas, en que autorizaran a las farmacias hacer test, en que hubiera una cartilla Covid que permitiera la movilidad de las personas vacunadas… Los madrileños recuerdan que Sánchez ha ido todo el tiempo a rastras de las iniciativas tomadas por Ayuso y que ha preferido perder oportunidades de salvar vidas y haciendas antes de darle la razón a tiempo a quien la tenía.

Y recuerdan que Ayuso se anticipó a la segunda y sucesivas olas de la Covid y decidió construir un hospital. Y recuerdan que esa decisión fue combatida, criticada e incluso boicoteada bajo la dirección del triunvirato socialcomunista.

Los madrileños no olvidarán las manifestaciones de la vicepresidenta primera del Gobierno comparando a los votantes de Ayuso con los nazis culpables de crímenes de lesa humanidad; no olvidarán el insulto para ellos y la humillación para las víctimas del Holocausto que suponen sus indignas palabras: “A veces el fascismo aparece con la bandera de la libertad. La libertad de quienes pensaron que la limpieza que había que hacer en Europa, llevaba a asesinar en campos de concentración”.

Los madrileños no olvidarán las palabras del ministro de Transportes, el tal Ábalos, cuando después de celebrarse las elecciones “explicaba” el sentir democrático de los madrileños llamándoles vagos definiendo a Madrid como una sociedad “acostumbrada al bullicio y al ocio”.

Si algo ha dejado claro este particular Mayo español con acento madrileño es que los ciudadanos han entendido perfectamente lo que estaba en juego y han decidido comprometerse personalmente sin delegar en los partidos la solución de sus problemas. Creo que los ciudadanos han leído la oportunidad política que les brindaba estas elecciones muchísimo mejor que los dirigentes de los distintos partidos políticos, incluidos los dirigentes del PP, que puede que extraigan correctamente las consecuencias de dar las batalla por las ideas, pero eso aún está por ver.

Los políticos de turno que decidieron mentirnos y dividirnos, que decidieron quitarnos la palabra y negarnos el derecho a decidir que lleva implícita la condición de ciudadano debieran aprender la lección. Porque hoy como hace cuarenta y cinco años los españoles hemos demostrado que si se nos trata como a adultos, nos comportamos como adultos. Hoy como entonces, frente a quienes quieren dividirnos y confrontarnos, los madrileños han demostrado que lo único que quieren es “vivir su vida, sin más mentiras y en paz”. Por cierto, como desean el resto de los españoles. Al tiempo.

 

Lo último en Opinión

Últimas noticias