La Ley Trans también inquieta a la UE

La Ley Trans también inquieta a la UE

En la Comisión Europea asuntos como la Ley Trans, recientemente aprobada por el Parlamento, provocan inquietud, de modo que se llevará a cabo una investigación preliminar sobre los cambios de sexo sin control en los países miembros en respuesta a una petición de la Asociación Amanda y otras asociaciones internacionales, que coinciden en subrayar los riesgos del fenómeno denominado como Disforia de Género de Inicio Rápido por contagio social, descrito por la Dra. Lisa Littman en 2018, que consiste en la autoidentificación de jóvenes (en la pubertad, adolescencia e incluso en la juventud) como ‘trans’». En este punto sostienen que el abordaje que se está realizando de este fenómeno tanto en el ámbito educativo como el sanitario es «muy similar» en todos los países de la Unión Europea. «El acceso a tratamientos hormonales o quirúrgicos no requiere evaluación psicológica previa, sino que se asume como cierta la autoidentificación de género, aun cuando existan indicadores de que el adolescente presenta problemáticas que pueden estar incidiendo en la autoidentificación como ‘trans’, siendo el apoyo psicológico opcional.

Además, este enfoque afirmativo choca con el libre ejercicio de la patria potestad de los padres y madres en los casos de menores de edad», lamentan. En suma, que este tipo de prácticas «atentan de forma directa contra los artículos 3 (Derecho a la integridad de la persona, especialmente en lo relativo al consentimiento informado), 24 (Derechos del menor: a la protección y cuidados para su bienestar) y 35 (Protección de la salud) de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea y, por ello, solicitan el amparo de la Comisión de peticiones para que «lleve a cabo las actuaciones necesarias con su mejor diligencia».

Lo peor de la norma elaborada por el Ministerio de Igualdad es que se reviste falsamente de un barniz de progresismo que esconde, bajo la apariencia de ley impulsadora de derechos, un riesgo evidente para la salud al obviar los efectos psicológicos que puede tener para los adolescentes. Al tiempo que cercena de forma incomprensible el derecho de los padres, convirtiéndoles en meros convidados de piedra. Eso no es progresismo en ningún caso, sino mero sectarismo ideológico que se revuelve, incluso, contra los avances en materia de igualdad .

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