Laura Borràs: la perfecta ‘rent seeker’
En la Wikipedia encontramos la definición de “rent seeker” (“buscador de rentas”), así descrito: “En la teoría de la elección pública, se entiende por búsqueda de rentas (del inglés rent-seeking) la situación que se produce cuando un individuo, organización o empresa busca obtener ingresos captando renta económica a través de la manipulación o explotación del entorno político o económico, en lugar de obtener beneficios a través de transacciones económicas y producción de riqueza añadida.”
Esto se da en sociedades con instituciones llamadas “extractivas”, término diseminado ampliamente por los economistas Daron Acemoglu, profesor de economía en el MIT y James A. Robinson, profesor de economía de la Universidad de Harvard en su libro Por qué fracasan los países: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza (Why nations fail: The origins of Power, Prosperity and Poverty, en inglés) publicado en 2012. Leemos en el mismo: “Son extractivas porque tienen como objetivo extraer rentas y riqueza de un subconjunto de la sociedad para beneficiar a un subconjunto distinto”.
Cuántos no vemos en este país que dedicándose simplemente a esto. Pero como “subconjunto” jetas, el del nacionalismo catalán, que sólo sabe provocar la huida a las empresas y degradar el clima moral de los catalanes. Un ejemplo paradigmático de extractiva buscadora de rentas es la presidenta del Parlament, Laura Borràs. En anterior articulo para este digital, escribí que “Laura Borràs tiene un incentivo importante para alargar su situación actual de imputada por corrupción. Recordemos que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) hizo pública este martes la apertura de su juicio oral por los presuntos contratos fraccionados y adjudicados a dedo cuando era directora de la Institución de las Letras Catalanas (ILC). Tratará de estirar el chicle sin renunciar a su cargo pues, para poder cobrar la pensión vitalicia. Necesita llegar como presidenta de la cámara hasta el 12 de marzo de 2023.”
Si consigue dilatar el tema, cobrará 4000 euracos a partir de los 65 años. Y este botín lo unirá a otras rentas que ha venido trabajándose incluso mientras era presidenta del Parlament. Por ejemplo, odiará a España pero superó en enero del 2021 la prueba para ser profesora titular de la Universidad de Barcelona. doctora en filología románica, se aseguró un puesto como profesora titular del Departamento de Educación Lingüística y Literaria de la Universidad de Barcelona (UB). El Boletín Oficial del Estado (BOE) lo oficializó mientras ya estaba está siendo investigada por prevaricación, fraude en la administración, malversación y falsedad.
Tiene que “fer el cor fort”, hacer de tripas corazón, y aguantar los 8 meses que le faltan para conseguir cobrar la pensión de presidenta del Parlament. Luego, si dimite o la echan, se irá a su plaza en la UB, que para algo ha conseguido ser funcionaria del Estado.
E, insisto, lo conseguirá. ERC acepta que esto se pueda alargar para llegar a la pensión de jubilación por su actual cargo. El artículo dos de la Ley 2/1988, de 26 de febrero, de la Generalitat sobre las asignaciones temporales y pensiones a los presidentes del Parlamento establece que quienes hayan ejercido este cargo «durante dos años como mínimo, cuando lleguen a la edad de 65 años tienen derecho a percibir una pensión vitalicia consistente en una asignación mensual igual al 40% de la retribución mensual que corresponde al ejercicio del cargo de presidente del Parlamento”. Incluso la portavoz de ERC, Marta Vilalta, en rueda de prensa, ha asegurado que «no le pedimos la dimisión».
¡Qué le van a pedir! Entre ellos no se pisan la manguera. Sobre todo porque ninguno tiene la menor intención de poner una tienda, abrir una pyme o darse de alta como autónomo.
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