Iglesias sólo llora al comunista que le paga
Se ha muerto un tirano pero hay poco que celebrar, porque continúa la tiranía. Quienes amamos la libertad y aborrecemos cualquier forma de dictadura reservamos nuestro brindis para cuando la democracia llegue a nuestros hermanos cubanos. Causa sonrojo ver cómo algunos distinguen a los dictadores por su color y cuando el tirano es rojo lo llaman revolucionario, lo amparan y lo justifican vergonzosamente. En realidad, los tiranos se respetan entre ellos, por eso Fidel Castro ordenó tres días de luto oficial en Cuba el día que Franco falleció. Se reconocen iguales, como nosotros vemos las similitudes entre las extremas derecha e izquierda, tantas que muchísimas veces nos cuesta distinguir a un fascista de un antifascista.
Pero es natural que la muerte de Fidel Castro la celebren los familiares de los miles de asesinados con sus propias manos por el feroz tirano, o por sus órdenes directas, que viene a ser lo mismo. Fusilamientos, ejecuciones extrajudiciales, desaparecidos, presos de conciencia -muchos de ellos fallecidos en huelgas de hambre- represaliados, exiliados, encarcelados… o simplemente víctimas de la feroz pobreza y represión a las que el dictador sometió a su pueblo, están de enhorabuena, y muestran su alegría. Cualquier persona decente debe sentirse satisfecha cuando un malvado deja de hacer daño, aunque con algo de amargura por no verle rendir cuentas por todo el mal causado. Cercana está también la hora de su hermano Raúl, tan culpable como Fidel de tanto mal. Esperemos que antes de morir, él sí pague por sus actos ante la justicia terrenal.
Cabía esperar de nuestros castristas patrios que rindieran un homenaje al dictador comunista al menos a un nivel similar al que ofrecieron cuando murió su delfín venezolano. Todos recordamos a Pablo Iglesias, Errejón y Monedero llorando como plañideras durante meses, cuando Satanás reclamó para su infierno a Hugo Chávez. Tenemos vídeos de todos ellos homenajeando al tirano venezolano y esperábamos algo similar ante la muerte de su mentor. Pero no ha sido así, en absoluto. El paleocomunista Alberto Garzón sí, él no se ha cortado en absoluto a la hora de demostrar que, si le dejáramos, Garzón llenaría nuestro país de pelotones de fusilamiento, cárceles para opositores y pateras de salida, imitando a todos sus adorados tiranos comunistas. Pero a Alberto Garzón hace ya tiempo que no le toman en serio ni los suyos. Y hacen bien, porque este ridículo muchachito sólo sirve para hacernos reír.
Pero el líder de la secta podemita ha estado tibio, ni frío ni caliente. Pablo Iglesias lo ha despachado hablado de «luces y sombras» en el expediente de Fidel Castro y ha cambiado de tema. Ni siquiera viajará a Cuba a rendir pleitesía en sus funerales. No seré yo quien defienda ni excuse al podemita, tan sólo quiero dejar constancia de la diferencia de actitud de Pablo Iglesias cuando el fallecido es un tirano comunista del que ha recibido muchísimos millones de euros a través de fundaciones, de trabajos que nadie ha visto y que se retribuyen descomunalmente, de becas, asesorías y excusas de financiación varias; a cuando el fallecido es otro tirano comunista pobre, que a él no le ha dado ni un euro. Pablo Iglesias sólo llora al comunista que le paga, si el comunista es pobre… ni luces ni sombras. A la vista está, que cada cual saque sus conclusiones.