Ideologías malditas
«El hecho es que tanto Hitler como Stalin formularon promesas de estabilidad para ocultar su intención de crear un estado de inestabilidad permanente». ‘Los orígenes del totalitarismo’. (1951), Hannah Arendt.
El 19 de setiembre de 2019 el Parlamento Europeo aprobó una “Resolución sobre la importancia de la memoria histórica para el futuro de Europa”. El hecho de que esta resolución no exija una plasmación jurídica automática a las legislaciones de los Estados miembros no merma su fuerza política y democrática, pues el texto fue aprobado por una abrumadora mayoría (602 votos a favor, 4 votos en contra y 17 abstenciones) por el único órgano de la UE elegido directamente por los ciudadanos de todos los Estados miembros.
Al hilo del sesgo que está tomando la campaña de Madrid, en la que el triunvirato socialcomunista compuesto por PSOE/Podemos y Más Madrid equipara comunismo y democracia, resulta de interés recordar que el Parlamento Europeo sentencia que el nazismo y el comunismo son las ideologías responsables de millones de muertos y que en nombre de esas ideologías malditas se cometieron en suelo europeo crímenes de lesa humanidad.
Cuando escuchen a los miembros de la coalición que gobierna en España y/o a la marca blanca de uno de ellos hablar de “democracia”, recuerden cuál es el modelo de democracia que están defendiendo. Recuerden la historia, recuerden el señalamiento concreto de las ideologías malditas que hace el Parlamento Europeo:
-Considerando que este año se conmemora el 80.º aniversario del estallido de la Segunda Guerra Mundial, que provocó un sufrimiento humano sin precedentes y dio lugar a la ocupación de varios países europeos durante décadas;
-Considerando que, tras la derrota del régimen nazi y el fin de la Segunda Guerra Mundial, algunos países europeos pudieron reconstruirse y acometer un proceso de reconciliación, pero otros siguieron sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico;
-Considerando que, mientras que los crímenes del régimen nazi fueron evaluados y castigados gracias a los juicios de Núremberg, sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos;
-Considerando que, en algunos Estados miembros, las ideologías comunista y nazi están prohibidas por ley;
-Considerando que deben mantenerse vivos los recuerdos del trágico pasado de Europa, con el fin de honrar la memoria de las víctimas, condenar a los autores y establecer las bases para una reconciliación basada en la verdad y la memoria;
-Recuerda que los regímenes nazi y comunista cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en el siglo XX a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad; recuerda, asimismo, los atroces crímenes del Holocausto perpetrado por el régimen nazi; condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios;
-Pide a todos los Estados miembros de la Unión que hagan una evaluación clara y basada en principios de los crímenes y los actos de agresión perpetrados por los regímenes comunistas totalitarios y el régimen nazi;
-Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo,
-Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia; anima a los Estados miembros a promover, a través de la cultura en general, la educación relativa a la diversidad de nuestra sociedad y nuestra historia común, incluida la enseñanza de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, como el Holocausto, y la deshumanización sistemática de sus víctimas durante años;
-Expresa su preocupación por el hecho de que se sigan usando símbolos de los regímenes totalitarios en la esfera pública y con fines comerciales, y recuerda que varios países europeos han prohibido el uso de símbolos nazis y comunistas.
Hannah Arendt alertó sobre la banalidad del mal y advirtió de que superar el pasado requiere narrar lo que sucedió. Y Orwell dictó una sentencia que parece escrita para nuestros políticos: “Vi como la historia se contaba no en términos de lo que ocurrió sino en términos de lo que debería haber ocurrido, según la conveniencia de los distintos partidos”. Lean íntegra la Resolución del Parlamento Europeo y verán que no es casual que se titule “sobre la importancia de la Memoria Histórica para el futuro de Europa”. Y si aún tienen dudas de lo que significa “democracia” para quienes desde el Gobierno de España sostienen y defienden regímenes totalitarios y honran la memoria del comunismo, recuerden que quienes ensalzan la historia de terror de ETA, los socios de Sánchez, Marlaska y Gabilondo (y “querido Pablo”, naturalmente, que tanto monta, monta tanto) se manifestaban detrás de una pancarta en que habían escrito la palabra “Democracia”.
La épica de la libertad no es retórica, es política con mayúsculas. Ni todas las ideas son buenas ni todas las ideologías lo son. Y defender la libertad siempre merece la pena.
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