Los hospitales Zendal de la izquierda
Las cámaras de RTVE entrevistaron a la celadora María del Mar García quien, muy indignada, denunció que no quería ir a trabajar al nuevo Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal, de Madrid, porque no tiene plaza de aparcamiento, lo que no le deja otro remedio que dejar su coche en la calle y para colmo, los celadores ni siquiera disponen de una cafetera para disfrutar de ella en su descanso. Pero no informan de que en Valencia los pacientes tuvieron que ser evacuados de un hospital de campaña en el que el socialista Ximo Puig había invertido más de 16 millones de euros, que se llevó el viento durando apenas seis días abierto. Al estar construido con lonas como las de las tiendas de campaña, el ruido impide descansar a los pacientes y no dispone de un sistema de climatización adecuado, con lo que “aquello es un congelador”, según denuncia el portavoz de Sanidad del sindicato CSIF en Valencia.
El diario El País no deja de publicar declaraciones de enfermeras anónimas que denuncian asuntos tan escandalosos para la salud pública como que las papeleras del Zendal son tan pequeñas que se han tenido que improvisar otras más grandes con cajas de cartón; que, al no disponer de habitaciones individuales con baño, existe falta de intimidad; y que “no cuenta con áreas que sustentan el concepto de hospital, como son las de docencia e investigación”. No obstante, no denuncian que el socialista Fernández Vara se está gastando medio millón de euros para construir, a marchas forzadas, en los pabellones de la Institución Ferial de Badajoz (Ifeba), un hospital provisional de campaña para pacientes Covid, con material de desecho que ha aportado el ejército. El diputado de VOX, Víctor Sánchez del Real, denuncia que se van a usar “camas con los somieres rotos o los colchones viejos con fundas por encima para intentar disimular las manchas que, aun así, se aprecian”.
La Ser publicó los vídeos grabados por las enfermas Carolina Redondo denunciando que en los baños no hay papel al tiempo que enfoca claramente el papel higiénico que sí que hay; y el de la enferma Carmen Jiménez, que se grabó el día que fue dada de alta del Hospital Zendal, quejándose de que una vez le sirvieron el café frio. Pero no protestan porque, en Talavera de la Reina (Toledo), el socialista Emiliano García-Page ha ordenado trasladar pacientes en cuarentena por Covid de un hospital a una residencia de ancianos, ante la saturación hospitalaria que sufre la sanidad de la comunidad autónoma socialista. Dándose a la vez la circunstancia, denunciada por el sindicato CSIF, de que “tanto los residentes como los trabajadores del centro siguen sin ser vacunados”. También en Toledo, los hospitales públicos piden a los pacientes que acudan “con ropa de abrigo”, porque no disponen de mantas y además “la calefacción se ha roto definitivamente”.
Hace unos días fue muy sonado que un paciente ingresado en el Hospital Zendal publicó en su cuenta de Twitter un vídeo en el que parecía que le habían servido unos guisantes en aparente mal estado. Poco más abajo la misma persona tiene su perfil plagado de imágenes del Che Guevara, de convocatorias de Podemos y hasta de antiguos mensajes de cuando estuvo acampado en Sol el 15-M de 2011, demostrando que, como todos sospechamos de las celadoras, las enfermeras anónimas y los pacientes de El País y La Ser, no son más que activistas de la extrema izquierda. La izquierda no puede consentir que la única Comunidad que ha sabido reaccionar con tiempo y previsión ante lo que todos sabíamos que iba a pasar este invierno, haya sido una gobernada en coalición por el PP y Cs con el apoyo de VOX, porque deja en evidencia el desastre que está ocurriendo donde gobiernan ellos. Hasta un café servido frío o una papelera pequeña son utilizados, sin el menor pudor, para intentar tapar su propia incompetencia.
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