Pilar R. Losantos: «La hispanofobia de Ségolène Royal es bochornosa»

¿Conocen ustedes a Ségolène Royal? Es algo así como la versión de Hacendado de Hillary Clinton pero a la europea. Les cuento un poco su currículum: ex mujer del presidente François Hollande, candidata y perdedora de las elecciones presidenciales contra Nicolas Sarkozy, ministra de Ecología durante el Gobierno de su ex marido bajo el mandato de Manuel Valls. En fin, una persona con una trayectoria marcada por lo que los influencers de hoy llaman «wannabes», es decir, personas que quieren serlo todo y se frustran porque no consiguen nada.
Ségolène Royal no es nadie desde el punto de vista político y, excepto los frikis de la política francesa, que visto lo visto alguno habrá, nadie fuera de su entorno personal se habría acordado nunca de su existencia. Pero en un nuevo episodio de hispanofobia y envidia, porque lo que nos tiene es envidia, se permitió hacer unas declaraciones bochornosas el otro día diciendo que «los tomates bio españoles son incomestibles». Esto es un episodio más de la infinidad de noticias que publicaron medios franceses en su momento cuando Rafa Nadal y Pau Gasol eran los deportistas más importantes de Europa y desde París deslizaban sutilmente que si triunfaban era porque iban dopados. O la superioridad moral con la que desde el Elíseo abroncaban a Albert Rivera por haber permitido el cambio en Andalucía gracias a los pactos con VOX. O volviendo a la génesis de todo, el momento en el que Jacques Chirac le tenía tanta envidia a la proyección internacional de Aznar que hizo lo imposible por dinamitarle, incluyendo una tolerancia terrible a la fuga de etarras en territorio galo.
Pero el problema no es que los franceses sientan que son moralmente superiores a los españoles y cada vez que fracasan en algo tengan que consolarse a sí mismos diciendo que son mejores que nosotros, el problema es que haya españoles que aún no se hayan dado cuenta que cuando una nadie con micrófono insulta a nuestros productos y a nuestros agricultores nos está insultando a todos.
Francia es un país maravilloso que tiene la desgracia de no haber acometido la mayor gesta civilizatoria de la historia, como hicimos nosotros con el descubrimiento de América, ni su idioma es capaz de batir al nuestro ni en hablantes nativos ni en estudiantes en el mundo, ni por mucho jeque que invierta en él su deporte llega a la altura de los zapatos del nuestro. Y esto ocurre no porque ellos sean un mal país, que son uno fantástico, sino porque nosotros somos imbatibles.
La reacción de Fernando López Miras diciéndole basta a la hispanofobia de Ségolène Royal tuvo que ser la norma, no la excepción. España es el país con más potencial del mundo, pero si no nos lo creemos, seguiremos permitiendo que personas tan irrelevantes como esta persona se crean con derecho a pisotearnos. ¿Tan difícil es creer de verdad que no hay un país como España?