¡Gracias, Presidenta!

¡Gracias, Presidenta!
Joan Guirado

El Congreso de los Diputados cerró ayer, oficialmente, la doceava legislatura. La celebración de la última reunión de la diputación permanente, el órgano encargado de tomar las decisiones en períodos vacacionales y electorales, puso punto y final a casi tres años que en el caso de la cámara baja han tenido sin duda una protagonista especial: su presidenta Ana Pastor.

Todos los que a diario nos movemos por los pasillos del edificio situado entre la Carrera de San Jerónimo y la calle Zorrilla hemos oído hablar bien de Pastor, tanto en su etapa como ministra como en su etapa como presidenta. Y lo más sorprendente, es que hemos oído hablar bien de ella a representantes de casi todas las formaciones, incluso a aquellos que ha expulsado del hemiciclo.

Y es que los que seguimos la información parlamentaria, también sabemos de la paciencia que durante estos últimos treinta y seis meses ha tenido la dirigente popular con sus señorías. Impresoras en el hemiciclo, acusaciones de nazis, escupitajos a ministros… la figura de la presidencia es siempre una figura discreta, que en el caso de Pastor ha brillado por su operatividad.

En el currículum de una de las mujeres que ha tocado más teclas en la política española, sin duda alguna, quedará el recuerdo de haber sido la presidenta de la cámara que más consensos ha suscitado, pese a la falta de mayorías de los dos gobiernos que han ocupado La Moncloa bajo su mandato. Fue leal a su función de neutralidad incluso cuando vehementemente despidió a su amigo Mariano Rajoy y a su sustituto Pedro Sánchez tras la votación, con dos «gracias, presidente».

Desde esa discreción y neutralidad que impone el cargo de presidente del legislativo, cabe que los periodistas hoy pongamos en valor la importancia de contar con figuras como la de Ana Pastor en nuestros parlamentos. Seria, rígida y contundente, pero con un gran sentido del humor, capaz de sobrepasarse ilimitadamente del tiempo tasado en la cena anual de periodistas.

Los cronistas parlamentarios también tenemos que darle las gracias por su proximidad y la facilitación de nuestro trabajo en una casa, el Congreso, que no siempre cuida lo suficiente a los profesionales de la comunicación que allí pasamos jornadas interminables. Raramente Pastor ha tardado más de un día en contestar cualquier pregunta que le hacíamos por Whatsapp, incluso cuando un osado como yo le preguntó dónde había comprado un vestido concreto que le había copiado su colega Soraya Sáenz de Santamaría, un modelo de Diane Von Fustenberg que adquirió hace tres años.

Conocedor de que estas frases le provocarán esa tímida sonrisa que tiene cuando hablan bien de ella aunque le sonroje, creo que era necesario, a las puertas de una legislatura que se presiente más bronca que la anterior, decir: ¡Gracias, Presidenta!

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