Felipe VI engrandece a España y retrata el narcoindigenismo de Podemos

Felipe VI engrandece España y retrata el narcoindigenismo de Podemos
Felipe VI engrandece España y retrata el narcoindigenismo de Podemos

La ministra podemita Ione Belarra ha tenido el descaro de exigirle al Rey Felipe VI que pida disculpas por negarse a participar del numerito indigenista de la espada de Simón Bolívar en la toma de posesión del comunista colombiano Gustavo Petro. Felipe VI permaneció sentado ante la entrada de la espada del caudillo populista, robada en 1974 por el grupo terrorista al que pertenecía Petro, el M-19, de la Quinta de Bolívar, una casa campestre convertida en museo en el centro de Bogotá. Los terroristas la devolvieron en 1991, y a partir de ese momento se guardó en una bóveda bajo siete llaves. La triste realidad de Colombia es que los mismos que la robaron hoy están en el poder.

La espada de Bolívar es un fetiche, un objeto de culto para el narcochavismo indigenista, tan aficionado al espiritismo, que busca deslegitimar el pasado y la herencia de la Hispanidad. De ahí que el gesto de Felipe VI de no levantarse ante el paso de la espada sea un gesto de grandeza en defensa de los valores que defiende la Corona española en América. Felipe VI engrandece a España porque su figura encarna la defensa de la Hispanidad ante las hordas populistas que han conquistado Iberoamérica destrozando los inmemoriales tejidos históricos que unían a esos países con el Reino de España.

No extraña que ministras de Podemos -partido financiado por la misma narcodictadura que inyectó dinero a Petro, como destapó OKDIARIO a partir de la declaración del ‘Pollo’ Carvajal- que pedían en el pasado «echar a los Borbones a los tiburones», ahora salgan a apoyar a un ex terrorista al que admiran tanto como a Otegi. Esta es la calaña con la que gobierna Pedro Sánchez. Hay que recordar que Petro, a día de hoy, no sólo se niega a pedir perdón por hechos aberrantes como el asalto del M-19 al Palacio de Justicia de Bogotá en 1985 que causó más de 100 muertos, sino que exhibe la espada de Bolívar como un acto de revancha y justicia. Porque Petro no ha jurado la Constitución: ha jurado venganza.

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