Con este Gobierno ser mujer es un peligro
Lo que faltaba: por si fuera poco el desastre de las pulseras antimaltrato que fallaban más que una escopeta de feria dejando desprotegidas a miles de mujeres, el Ministerio de Interior de Fernando Grande-Marlaska va a investigar -crucemos los dedos- la existencia de «falsos negativos» que habrían dejado a las víctimas de maltrato fuera del sistema de protección VioGén-2, lo que les habría expuesto al «riesgo de reincidencia en casos de violencia de género». Y es que hay serias dudas de que los formularios empleados para la evaluación del riesgo tengan eficacia debido a «limitaciones operativas y analíticas» que puedan estar «afectando la fiabilidad de las valoraciones realizadas». Traducido al cristiano: que en Interior temen que los actuales formularios no sirvan para evaluar el riesgo al que se enfrentan las mujeres y por eso han decidido analizarlos en profundidad. A buenas horas, mangas verdes. La empresa encargada de comprobar la eficacia tendrá que calcular las «tasas de falsos positivos y falsos negativos» para revisar «cuántos casos fueron clasificados incorrectamente respecto a la reincidencia posterior». Es decir, dilucidar cuántas mujeres se quedaron sin protección al considerar que no había riesgo de que el maltratador volviera a atacar a la víctima, pero finalmente sí se produjo una nueva agresión.
El mero hecho de que se asuma que ha habido evaluaciones incorrectas supone que un gran número de mujeres han quedado expuestas al no valorar correctamente el riesgo al que se enfrentaban. «El adjudicatario evaluará los errores de clasificación (falsos positivos, falsos negativos) de las herramientas actuales en función de variables demográficas y sociales relevantes», exigen los pliegos de la contratación. Y es que Interior sospecha que los errores provienen de «la edad de la víctima, su procedencia (nacionalidad u origen), su lugar de residencia, así como otros factores de vulnerabilidad o características personales que pudieran influir en la equidad del modelo». O sea, un desastre en toda regla. Para que luego venga el Gobierno a presumir de feminismo. Pues, visto lo visto, ser mujer en el sanchismo es un peligro.