Un árbitro comprado… pero hábil

Sánchez-Luena
Pedro Sánchez y César Luena. (Foto: AFP)

Las maniobras de Pedro Sánchez y César Luena para retrasar el 39º Congreso pueden resultar funestas de cara al futuro próximo del Partido Socialista. Tras conseguir los peores resultados de su historia con sólo 90 diputados, el egoísmo del actual líder y la sibilina habilidad de su secretario de Organización ponen en cuestión la viabilidad de la formación aunque, bien es cierto, que por ahora cumplen con sus ambiciones personales de permanecer en la cúspide de Ferraz e incluso con posibilidades aún de formar Gobierno.

Sánchez y Luena han preparado una jugada doble para tratar de aferrarse al poder. Una actitud lamentable si tenemos en cuenta que ambos son jueces y parte en una historia que parece más un partido comprado que la maniobra de dos políticos de Estado en pos de conseguir el bien general. Por un lado, insisten en un pacto imposible con Podemos para conformar un Ejecutivo; por otro, quieren retrasar la fecha de las primarias socialistas para no tener que enfrentarse a Susana Díaz.

Un duelo en las urnas internas que es tan inexorable como el propio paso del tiempo y que cuando ocurra les hará perder la contienda. Visto lo visto en las últimas semanas, no sólo sería lo mejor que le podría pasar al PSOE, sino también a España. Con tal de aguantar ante los focos, Pedro Sánchez y su particular Maquiavelo-Luena serían capaces de entregarse en los brazos de los nacionalistas a través de un pacto con Podemos. Un acuerdo que fraccionaría a los socialistas en dos: los acólitos de Sánchez se agarrarían a su única opción para seguir en las altas esferas de la política mientras que los barones chocarían contra cualquier opción que pusiera en peligro la unidad del país.

La estratagema de retrasar el Congreso otorga una pátina de rebuscada inteligencia tanto al propio Sánchez como a su equipo. No obstante, sólo lograrán aplazar un liderazgo que está reservado para la mujer que dirige Andalucía. Tanto es el apoyo con el que cuenta Díaz que, por muchas conspiraciones que inventen en el actual órgano de dirección, los propios diputados de la comunidad andaluza estarían dispuestos a votar en contra de la investidura de Sánchez para así demostrarle que no es el líder que quiere ni necesita el PSOE.

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