El tweet perdido de Jon Inarritu

EH Bildu señala a Felipe González

EH Bildu señala a Felipe González

La policía secreta del zar ruso Nicolás II —Ojrana— falsificó unas supuestas reuniones de sionistas en las que se detallaban los planes de una conspiración semita para controlar la masonería y los movimientos comunistas. Aunque tan burda falsificación se encontró entre los enseres de la mortaja del zar todavía en muchos países árabes se conservan esos papeles apócrifos que describen con pelos y señales los planes secretos de ‘los Protocolos de Sión’. Los consideran auténticos y se obvia que no son más que un compendio de la sátira de Maurice Joly (‘Dialogue aux enfers’ entre Machiavel et Montesquieu) y la novela antisemita ‘Biarritz’ (1868) de Herman Goedesche.

Los usos partidistas de conspiraciones no son nuevos. Roger Cohen, columnista del New York Times, culpabilizaba hace pocos días a Julian Assange de ser un «colaboracionista» de Vladimir Putin, el nuevo zar, para conseguir los correos electrónicos de Hillary Clinton y ayudar, así, al deleznable Donald Trump que había azuzado a la demócrata «para urdir la destrucción de la soberanía estadounidense» y «enriquecer a sus amigos lobistas y a los donantes de su campaña». En España pocos saben que una de las fuentes de inspiración de Biarritz, la novela de Goedesche y madre de las conspiranoias, es la Isla de los Monopantos de Quevedo, una de sus ficciones satíricas donde se cuenta una reunión secreta de los rabinos de Europa con unos cristianos —los monopantos— dispuestos a apoderarse del mundo. Quevedo dirigía, en realidad, su mordaz crítica hacia el Conde Duque de Olivares, el válido del rey Felipe IV.

Hace pocos días que, en nuestro país, sin recurrir al antisemitismo pero sí al filonazismo, corre la cada vez más extendida teoría que Felipe González entró, a sabiendas, en el paraninfo universitario para ser linchado verbalmente y, así, acusar a PODEMOS de estar tras el escrache. No pocos han desaprovechado el momento para recordar a los GAL y lanzar soflamas contra nuestro expresidente al que han llamado servil, mucamo del capitalismo, muñidor de voluntades del PP, conspirador y muchas cosas más. Los jóvenes universitarios le abuchearon, algo a lo que tenían derecho. Protestar es legal. Sin embargo, acosarle e impedirle dar su conferencia no deja de ser un delito de coacciones, más cuando se le acusa de delitos de terrorismo.

Uno de estos conspiracionistas es Jon Inarritu, candidato por Bizkaia al Congreso de los Diputados, que el 20 de octubre señaló durante 24 minutos a Felipe González como ‘Mr. X’. Luego borró el Tweet.

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Que un representante de EH Bildu señale a alguien ya, de por sí, da miedo. Que lo haga en la misma semana que Baltrasar Garzón ha rechazado que la justicia vinculase a Felipe González como la X de los GAL, merecería que el expresidente lo denunciase. Sé que la ley es más laxa en materia de injurias entre políticos, ya que si no colapsarían los juzgados. Sé también que esos políticos vascos se sienten muy afectados por la muerte de etarras. Pero, la única pregunta válida más allá de las conspiranoias, es la verdad judicial. ¿Es Felipe González la X de los GAL? No lo sé. Lo que yo piense no tiene importancia. Pero como no existe ninguna constatación judicial la afirmación es ilegal.

Sólo sabemos que unos señores se reunieron un día, crearon un sello de los GAL y decidieron dar caza a los terroristas de ETA. Si tras ellos estaba el Zar o el Canciller por ahora no se sabe. Sin embargo, sí que sabemos, que EH Bildu no ha condenado la brutal agresión a miembros de la Guardia Civil en Alsasua y lo ha calificado de “pelea de madrugada”. Por eso, podemos afirmar, sin miedo a mentir, que a EH Bildu le apoyan los etarras encarcelados y no condenan sus agresiones. Eso sí, juzgan a Felipe González e, incluso, le señalan, como hicieron los nazis con los judíos. Por eso Hitler obligó a los niños alemanes a estudiar los falsos Protocolos de Sion y EH Bildu promocionaba las ikastolas.

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