Dime de lo que presumías y te diré de qué careces: de vergüenza, Marlaska
Conviene hacer un poco de memoria y situarse a las pocas horas de producirse el asesinato de dos guardias civiles en Barbate, arrollados por una narcolancha el pasado febrero. En medio de la polémica desatada por la falta de medios de la Benemérita en la zona del Estrecho, el Ministerio de Interior de Fernando Grande-Marlaska corrió a anunciar la detención de 8 personas vinculadas al crimen. Pues bien, ninguno de los ocho detenidos está entre los autores del doble asesinato. De modo que los verdaderos asesinos andan sueltos. Cabe preguntarse si la celeridad con la que el departamento de Marlaska -que dijo que el «narco» está acorralado en Gibraltar- anunció las detenciones no fue más que una cortina de humo para amortiguar las críticas por las pésimas condiciones en las que los agentes de la Benemérita tienen que hacer frente a las mafias de narcos. Visto lo visto, la respuesta es que sí, que Marlaska necesitaba detenidos a toda costa para zafarse del alud de reproches que recibió desde todos los ámbitos políticos, policiales y sociales.
Un informe de la Guardia Civil sobre el asesinato de los dos guardias civiles arrollados por una narcolancha ha revelado que la embarcación intervenida no es la que impactó con la patrullera de los agentes y que es posible descartar la participación de los actuales investigados. En un documento al que ha tenido acceso OKDIARIO y que ya ha sido remitido este martes al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Barbate (Cádiz) que lidera la investigación sobre los hechos, se afirma que los detenidos tras el crimen -que permanecen en prisión provisional desde que fueron arrestados- no son los autores del asesinato. El informe es demoledor y deja a Marlaska retratado: «Consecuentemente, es posible descartar la participación de los actualmente investigados en la perpetración de los delitos de asesinato y atentado agravado, objeto de las presentes pesquisas, sin que ello afecte a la presunta comisión de un delito de contrabando». O sea, que los detenidos no son los asesinos y eso de que los «narcos están acorralados», nada, ministro.