La dictadura silenciosa

La dictadura silenciosa

El anuncio de la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, de que el Gobierno socialcomunista reformará el Código Penal para que la apología y la exaltación del franquismo sea «por fin» un delito pone de manifiesto, más allá de la hipocresía del Ejecutivo, un intento intolerable de cercernar la libertad de expresión y de pensamiento con criterios estrictamente ideológicos. La medida del Gobierno se da de bruces contra la Carta Magna, pero con independencia de que suponga  una vulneración de derechos constitucionales, lo peor es su cariz discriminatorio y totalitario. Porque si la apología del franquismo se introdujera en el Código Penal, ¿por qué no hacer lo propio, por ejemplo, con la apología del comunismo?

A nadie se le oculta que lo que subyace detrás de las intenciones del Gobierno es imponer una suerte de dictadura silenciosa que, bajo la apariencia de una falsa defensa de la democracia, aniquile toda forma de pensamiento contraria a la ideología de izquierdas. Pero es que, además, la propuesta desprende un tufo opresor que apesta, porque pretender sancionar con penas de prisión la exaltación de franquismo y mirar para otro lado cuando en el País Vasco y Navarra se están produciendo, un día sí y otro también, actos de enaltación terrorista revela el grado de sectarismo de un Gobierno que sólo parece dispuesto a garantizar la libertad de expresión de aquellos ciudadanos que están en su órbita ideológica o en la de aquellos partidos separatistas que le mantienen en La Moncloa, confinando al resto a una suerte de gueto.

Intenciones como la expresada por Adriana Lastra demuestran que lo que pretende el Ejecutivo socialcomunista es subvertir el modelo del 78 e imponer un nuevo marco jurídico sustentado en el código de valores y principios de la izquierda. El anuncio de la vicesecretaria general del PSOE es un aviso a navegantes para todos aquellos españoles que no sustentan las tesis socialcomunistas, un golpe a la línea de flotación de los derechos consagrados en una Constitución que pretenden reformar a conveniencia para perpetuarse en el poder.

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