Democracia en cuarentena

Democracia en cuarentena

Aprender a decir NO es un hermoso ejercicio de libertad. Yo NO pienso aceptar como normal la nueva normalidad, que pretende instaurar el Gobierno de Sánchez. La nueva normalidad es tan anormal como la sociedad normalizada con la que sueñan todos los totalitarios. Yo NO quiero vivir en una sociedad normalizada sino en una sociedad normal. Yo NO quiero transitar de la sociedad libre y plural a la sociedad tutelada y subvencionada que la pareja tóxica está diseñando para España. Yo NO acepto que para salir de la crisis haya que renunciar a las libertades y derechos fundamentales. Yo NO renuncio a ninguno de mis derechos. Yo NO aceptaré una democracia en cuarentena y mucho menos en tregua.

“La nueva normalidad” que quiere implantar Sánchez es la versión sanchista del “España es diferente” con el que Franco justificaba la restricción de libertades que sufríamos los españoles. Como España era diferente, la sociedad española no tenía por qué ser plural ni los españoles podíamos aspirar a ser tratados como iguales puesto que para el dictador no todos éramos buenos españoles; como España era diferente, en nuestro país no necesitábamos instituciones independientes del poder político; como España era diferente los españoles no podíamos aspirar a viajar al extranjero sin limitaciones, a leer o escribir lo que quisiéramos sin temor a ser denunciados o censurados, o a movernos con libertad por nuestro territorio…

Esa España “diferente” es el sueño húmedo de Sánchez y su pareja tóxica, Iglesias. Con la nueva normalidad que nos quieren imponer  ellos decidirán por decreto, por real decreto o por real decreto ley, según sea el caso, cuales de nuestras libertades van a restringir y cuales de nuestros derechos vamos a poder disfrutar con el permiso de la autoridad, naturalmente. Y como todos los españoles no somos buenos españoles, él  -que recordó a Franco en el último Pleno para afirmar que ahora si llegaría el Plan Marshall (su obsesión con el caudillo es enfermiza…) va a repartir el dinero que llegue de Europa para salir de la crisis en la que nos ha metido su incompetencia y sectarismo con la misma arbitrariedad con la que ha venido actuando. Y los españoles que vivan en regiones gobernadas por los partidos de la secta o por partidos afines a la secta- o sea nacionalistas, pro etarras y/o golpistas- se verán beneficiados no solo con más dinero (ya lo ha pactado con Bildu y con el PNV) , sino con competencias exclusivas para que  puedan  repartir los fondos -que llegan de todos los europeos para todos los españoles- estableciendo una segunda discriminación, porque tampoco todos somos buenos vascos, o buenos catalanes, o buenos navarros… Pues NO debemos dar nuestro consentimiento.

En la soñada nueva normalidad de Sánchez los medios de comunicación afines al régimen seguirán siendo subvencionados con el dinero de todos los españoles; y la prensa libre, la poca que queda, seguirá siendo asfixiada económicamente y desacreditada políticamente por todos los comandos sanchistas que insistirán en lo peligroso que resulta que publiquen información no oficial, o sea, información sin censura. Pues NO debemos aceptarlo.

En la soñada nueva normalidad de Sánchez los jueces que actúen profesional y libremente para investigar supuestas irregularidades o delitos de los miembros del Gobierno o de sus amigos serán perseguidos y desacreditados. Pues NO debemos consentirlo.

En la soñada nueva normalidad de Sánchez la Fiscalía General del Estado será un instrumento más al servicio del Gobierno y junto con la Abogacía del Estado se dedicará a proteger a los miembros del gobierno y a sus amigos frente a las legitimas demandas de los ciudadanos. Pues NO podemos permitirlo.

En la soñada nueva normalidad de Sánchez quienes reivindiquen sus derechos, critiquen la gestión del Gobierno y exijan su responsabilidad por los más de cuarenta y tres mil muertos como consecuencia de la crisis de la Covid19 serán considerados malos españoles o directamente traidores. Pues NO encontrarán suficientes mordazas para callarnos.

En la soñada nueva normalidad de Sánchez se practica el nepotismo con total impunidad sus amigos llegan a los puestos de la Administración reservados para funcionarios u ocupan plazas creadas exclusivamente para ellos. Pues habrá que denunciarlo y decir NO.

En la soñada nueva normalidad de Sánchez las empresas de sus amigos o de los amigos de sus ministros acceden de forma directa a contratos millonarios que multiplican de la noche a la mañana su cuenta de resultados compitiendo de forma desleal con las empresas de profesionales que se han sacrificado para poder ofrecer productos y servicios de calidad. Habrá que oponerse y decir NO.

Sánchez y su pareja tóxica están llevando a cabo el experimento para ver si nos acostumbramos a vivir en una especie de democracia tutelada en la que los derechos de los ciudadanos dejan de ser universales, indivisibles e innegociables y pasan a ser graciables,  adjudicados de forma parcial,  temporal y aleatoria por la superioridad, o sea, por mi persona, como se calificó a si mismo en su último #AlóPresidente. Ellos creen que el experimento está teniendo éxito pues nos encerraron en casa de la noche a la mañana; convirtieron los balcones en platós de buenismo y de aplausos que ocultaba la tragedia; primero convirtieron a los muertos en una estadística, sin caras, sin nombres, sin féretros…y ahora quieren incluso borrarlos de las listas… y no pasó nada. Por eso creen que nos adaptaremos a la nueva normalidad y que sin ningún tipo de resistencia reseñable nuestra sociedad se convertirá en una democracia en cuarentena en la que los ciudadanos seremos un poco menos ciudadanos y un poco más súbditos, un poco menos libres y un poco más subsidiados, un poco menos exigentes y un poco más obedientes… Pues tendremos que ejercer nuestra libertad y decir, alto y claro, por toda España: ¡NO!.  Que NO renunciaremos a ninguno de los derechos que hemos conquistado, que la democracia NO está en tregua y que NO aceptaremos que Sánchez y su pareja tóxica la pongan en cuarentena.

Lo último en Opinión

Últimas noticias