Déjame, que yo te lo cuento

Déjame, que yo te lo cuento

Ya intuíamos, y comentábamos hace unos meses, que a la vuelta de verano vendría el acelerón mediático del PSOE para recuperar lo perdido (en las encuestas) durante más de año y medio de gestión del gobierno socio-comunista.

Si hasta ahora se afrontaron temas de la agenda más izquierdista, aprovechando el desenfoque que producía una gestión propagandística y desleal de la pandemia, en adelante los esfuerzos del partido, y del Gobierno, se centrarán en la impúdica exhibición del líder y en la carga, justificada o no, contra los adversarios políticos de la derecha. ¿Y los problemas reales? Parece que abordarlos con lealtad constitucional, con criterios de efectividad y eficiencia y sin ventajismos seguirá sin ser una prioridad.

La mesa de diálogo de Cataluña, que ha sido el principal foco desde el comienzo de curso, es el pilar sobre el que los dos Pedros han edificado un gran engaño; y no solo para fingir entre ellos, sino sobre todo para engañar al resto. Sánchez va a utilizarla para hacer creer que está pacificando a los indepes y que, si bien no entran en el redil constitucional, están abandonando la vía unilateral y rebajando la violencia. La realidad es que las ínfulas (criminales) se las rebajó la justicia y que los indultos y las continuas dádivas de Sánchez son pasos en la dirección contraria; pasos, eso sí, que tiene que continuar dando para seguir donde está. Aragonès por su parte quiere hacer creer a Junts -y si puede incluso a la CUP- que está ahí para seguir la agenda de exigencias radicales que conducen a la separación efectiva. Esa fabulación, especialmente en lo que se refiere a la amnistía, se la tienen que creer en la propia ERC para que el personajillo no pierda el sillón de la Generalitat que muchos de los suyos piensan que le viene grande y que debiera estar ocupado por alguien con más peso… y volumen. En fin, la conclusión del encuentro es que han acordado que no hay necesidad de concluir nada, sino que basta con estar sentados negociando, sin plazos y casi sin objetivos-. ¡No levantarte de la silla es la mejor manera de que no te la quiten!

Para el segundo objetivo del despliegue mediático, que es la desconsideración y negación del adversario, se continúa con la barrila del bloqueo en la renovación del CGPJ y los cargos constitucionales, y, además, se aprovechan otras culebras de fin de verano, como los problemas del PP en Madrid y los frecuentísimos incidentes de homofobia en la capital.

A la vista de los medios, la disputa por la presidencia del Partido Popular en la Comunidad de Madrid es de lejos el primer problema de los españoles. Los medios son, obviamente, imparciales observadores, pero de antemano ya han dejado certificada la aviesa condición de los candidatos y la falta de liderazgo del líder nacional.

En cuanto al tema de la homofobia, el patinazo ha sido de tal amplitud -ha caído todo el que es alguien en el progresismo político y social- y tal profundidad -las descalificaciones han alcanzado a todo el patriarcado fascista que manda en este país- que no pueden parar de lanzar contramedidas contra su propio torpedo; como consentir, más que interesadamente, que se manifieste ese grupúsculo de energúmenos neonazis por el barrio de Chueca.

Pues esto, en fin, es lo que se va a llevar en la temporada de entretiempo. Normalmente este ejercicio mediático de ensalzamiento versus estigmatización lo hacen con mucha profesionalidad y eficacia -ya verán la exhibición que van a dar con Sánchez en La Palma-, pero esta vez tienen el problema de ir por detrás en el marcador y estar obligados a irse al ataque con todo y dejar espacios por donde pueden encajar más goles.

Y si no tienes más remedio que seguir dando concesiones a los secesionistas catalanes y a los radicales vascos -como la ignominia de Mondragón el pasado domingo- los goles te los pueden meter hasta los jugadores de tu equipo.

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