Decálogo de los beneficios del coronavirus
Los hombres pecamos mucho más por torpeza que por malicia. Quizás este comienzo suavice un poco el desgobierno de la situación tan crítica que vivimos. Para aliviar un poco la tragedia mundial que ensombrece el inicio de estos años veinte, haré uso de mi incorregible optimismo congénito, con la ilusión de que pueda servir para alegrar un poco la vida de alguien que esté afectado seriamente por esta pandemia que nos acecha.
En diez puntos, voy a intentar establecer la belleza de este infortunio, pues soy de las que piensa que en todo lo que pasa, si se sabe buscar, hay un resquicio de hermosura, que puede hacer que los dramas sean menos terribles. Escribo con la mejor de las intenciones y con todo el respeto, el apoyo y el cariño hacia las personas afectadas de todo el mundo.
- El medioambiente va a salir reforzado por esta pausa general. Al no poder circular por tierra, ni por mar ni por aire, la contaminación atmosférica será llamativamente menor. En poco tiempo, todos podremos respirar un aire más puro, que entrará graciosamente por las ventanas de nuestros hogares, hasta que retomemos la rutina en las zonas comunes. En resumen: la naturaleza gana.
- La creatividad va a despuntar después de un largo letargo. El aburrimiento es la llama que enciende la capacidad o facilidad para inventar. Tener tiempo sin compromisos hará que los más jóvenes fomenten ese aspecto de sus capacidades, que la sociedad moderna ha tendido a adormilar. En resumen: fomento de la imaginación.
- Cuando pase el peligro, el mundo va a encontrar a una sociedad más descansada, con la excepción de la rama sanitaria, que será entonces cuando deberá tener unas inmensas y merecidísimas vacaciones. Sin horarios, sin tener que madrugar para ir a la oficina, al colegio o a la universidad, la población retomará su actividad con las pilas bien recargadas. En resumen: la población se tornará más activa.
- Tiempo para reflexionar sobre nuestro camino, para valorar la propia vida y la de las personas que queremos. La especie de locura colectiva que vive el mundo puede ser una oportunidad para parar y analizar si la vida que estamos llevando es la que queríamos, si el camino trazado es el correcto y si estamos sacando un provecho real y beneficioso del preciado y limitado tiempo que todos tenemos. En este punto, me permito dar un consejo: decir no a cosas intrascendentes es sanísimo para la salud, yo lo practico mucho y me va mucho mejor que antes, cuando mi obligada buena educación no me lo permitía. En resumen: tiempo para mirar hacia dentro de nosotros mismos.
- El valor de vivir en familia. ¿Quién nos iba a decir a final de agosto que en marzo tendríamos una nueva oportunidad de pasar tiempo infinito en casa con nuestra familia? Juegos de mesas, risas, cocinar juntos, despertarse con abrazos y almohadazos y rezar por las personas afectadas. Hay tiempo para todo. En resumen: circunstancia para hacer familia.
- Vamos a ahorrar. No nos va a quedar más remedio. Nada de escapadas improvisadas de fin de semana, de cenas de sábado hasta las tantonas con copas y más copas, de ir al cine, de buscar el modelo perfecto para una cita, de invitar amigos a casa, de comprar por costumbre (y saben que esto es así), nada de eso. En casita y … bueno, siempre quedan las compras por internet. Creo que este punto puede fallar, pero lo mantengo, porque considero que en general va a ser así. En resumen: economía doméstica mejorada.
- Tiempo para la cultura: leer libros y ver películas. En la vorágine habitual, casi nadie encuentra espacio para estas actividades, que, si se hacen, es de forma inconstante (me refiere a la población activa), así que ahora podemos dedicarnos a ellas. Son ocupaciones muy enriquecedoras. En resumen: tiempo para aprender.
- Vamos a la coger la Feria de Abril con más ganas, más morenitos y más descansados que nunca, ¡en septiembre! Están todos invitados; en cuanto a los chinos… En resumen: Más ganas de Feria que nunca. Quién sabe si el cambio de fecha se mantendrá para siempre.
- El gobierno de coalición va a tomar conciencia de que no era un juego eso de gobernar. Han actuado de forma muy lamentable, pero ellos mismos están pagando las consecuencias en primera persona. Espero que esto sirva para que maduren y reconduzcan sus principios con el único objetivo de conseguir el bien común. En resumen: el gobierno, víctima de su propia incompetencia, reflexionará.
- Y para terminar -y sólo para los cristianos-, la muerte no es el final. Así que deseo que todas esas personas que han dejado este mundo debido a este virus hayan encontrado la paz y pido por todos ellos. En resumen: La Fe es una suerte de privilegio que se alza en el gran consuelo en casos como éste.
Si alguno de estos puntos le ha servido a alguien para ver el vaso medio lleno, pues me hará muy feliz porque ése es el único motivo por el que los he esbozado. Mucho ánimo a todos.