Pilar R. Losantos: «El constitucionalismo no puede suicidarse en Cataluña»

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Las próximas elecciones catalanas del 12 de mayo no van a devolver el cumplimiento constitucional a Cataluña porque ya ni siquiera el PSC está en esa pequeña consideración llamada «respeto a la ley», pero sí que es muy importante saber cómo va a configurarse la resistencia al golpismo en la legislatura más convulsa desde que finalizó la de 2017 con un 155 que, a la luz de los acontecimientos, es evidente que se quedó muy corto.

Por empezar con el Partido Popular de Cataluña, hay dos espacios electorales muy evidentes que pueden aprovechar: por un lado, los constitucionalistas abandonados por un PSC que acaba de amnistiar a esos que día a día les llaman colonos por expresarse en su lengua materna y, por otro lado, los liberales económicos de la antigua CiU que hoy asisten con vergüenza a la conversión de Junts y ERC a meros satélites económicos de la CUP que bloquean cualquier tipo de crecimiento económico en Cataluña.

Es decir, que, por un lado, deben acercarse a los votantes del PSC reforzando su defensa de la nación española y, por otro lado, deben acercarse a los votantes de Junts con su modelo económico. Repetimos: PSC, España. Junts, economía. Lo explico como si estuviéramos en un capítulo de Barrio Sésamo porque hay veces que en Génova han tenido la tentación de hacerlo al revés, acercándose al PSC en su modelo económico intentando que el PP sea más socialista que ellos y acercándose a Junts en su modelo territorial siendo una suerte de nacionalistas acomplejados light.

La situación del PP de Cataluña estos últimos años ha mejorado de manera evidente: en poder territorial, la mayoría absoluta de Xavi García Albiol en Badalona tiene un mérito espectacular que además se explica porque efectivamente es uno de los mejores alcaldes de toda España, pero es que, además, el liderazgo moral de Alejandro Fernández con unos discursos espectaculares en el Parlament de Cataluña han hecho que, por primera vez desde que Ciudadanos les dio el sorpasso, los populares estén en una situación idónea para recuperar el liderazgo moral de la lucha contra el golpismo. Ojalá en Madrid no se pongan creativos y por cuestiones orgánicas irrelevantes que no le importan a nadie acaben destruyendo la mejor oportunidad que han tenido en años. Que no se confíen con sus encuestas: Albiol empezó en 2017 teniendo 12 escaños en las proyecciones y acabó con cuatro, y en 2021 Fernández empezó con ocho o nueve y acabó con tres. Los experimentos, con Coca-Cola.

VOX, por su lado, tuvo un resultado espectacular en 2021 y ha tenido un grupo parlamentario cuatro veces mayor al del PP y prácticamente el doble que el de Cs. Su candidato es, además, el secretario general del partido y una persona muy conocida a nivel regional y nacional. Lo han tenido todo a favor para consolidar su plaza y éstas van a ser sus elecciones más importantes desde las generales. Si triunfan en Barcelona, triunfarán en las europeas. Si pinchan, el escenario se complica.

En cualquier caso, ambos partidos deberían tener algo meridianamente claro. En la próxima legislatura el bando golpista, del que por supuesto forma parte el PSOE, va a pedir un referéndum en Cataluña para acabar con España tal y como la conocemos. Las cuestiones internas de cada partido son irrelevantes, no le importan a nadie que no sean ellos. El resto de españoles estamos esperando un liderazgo fuerte de catalanes orgullosamente españoles que no se sientan acomplejados o inferiores frente a los racistas xenófobos que han destruido una de las regiones más importantes de España y han convertido Barcelona en una ciudad que ya no puede ni soñar en compararse con Málaga o Valencia.

Quien se la juega en estas elecciones no son los partidos, no es Cataluña, es España. El partido que se juegue su resultado electoral por cuestiones internas absurdas, lo pagará. Y, por supuesto, la fachosfera estará enfrente para recordárselo.

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