Cifuentes, ¿le quedaba tiempo para trabajar entre tanto delito?

Cifuentes, ¿le quedaba tiempo para trabajar entre tanto delito?

La política no dejará nunca de sorprendernos. ¿Quiénes son esos políticos que, disfrazados de personas, dicen representarnos? Es inaudito conocer parte de los detalles que van saliendo cada día a la luz de la opinión pública. Y, aunque los hechos son increíbles, éstos nos sirven para que pensemos que sólo son la punta de un iceberg que se escapa a nuestra capacidad de imaginar todo lo que puede haber más allá. Este martes la Fiscalía anunciaba la petición de más de tres años de prisión a Cristina Cifuentes por falsificación de documentación en el caso de su supuesto máster. El Ministerio Público consideran a la ex presidenta de Madrid como inductora en la falsificación del acta que pretendía acreditar sus estudios. No es la única a la que le piden condena de prisión: también a Cecilia Rosado, que fue la supuesta autora de la falsificación en cuestión –para ella piden 21 años de cárcel–, y que ayudó durante la investigación del asunto. Maria Teresa Feito, quien fuera asesora de la Comunidad de Madrid también está en el listado de la Fiscalía y le solicitan tres años y tres meses de prisión, como a Cifuentes.

Una historia de amenazas, miedos, correos electrónicos y documentos oficiales falsificados o tráfico de influencias, entre otros, sólo con el objeto de aparentar lo que no se es y lo que nunca se ha sido. Y todo esto por un título de un dichoso máster que a nadie le importa. Solamente por darse “el pote”, por “fardar”, sólo por el puro “postureo”. ¿Se creen de verdad que nos importa que los dirigentes políticos tengan más o menos estudios? ¿Aún no han entendido que lo importante es la honestidad, la honradez, la coherencia? ¿A qué juegan? A reírse de todos nosotros con esos discursos grandilocuentes donde todo lo que predican parece ser mentira.

¿Es esta gente que roba cremas cobrando miles de euros, que falsifica documentos oficiales y mientras tanto dirigen gobiernos, dan ruedas de prensa, nombran y censan a personal a su cargo, que muy probablemente les de mil vueltas en todo, es quien dice representarnos? ¿A quién representan estos perfiles como Cifuentes y compañía? Sólo a sus propios intereses. Ellos ni creen en la Democracia, ni les importa un bledo el Estado de Derecho porque, así lo creen de verdad, están por encima. Muy por encima, tanto que, incluso, cuando ahora la Fiscalía les pide años de prisión porque unos están frente a «otros», también políticos, que son los que dirigen los hilos para que sus enemigos sean juzgados mientras caminan todavía más arriba.

Yo, tras conocer más y más particularidades de los escándalos en la política, me pregunto, ¿le quedará tiempo a esta gente, entre amenazas, extorsiones, hurtos de cremas, falsificación de documentos y todo lo que conlleva tapar semejante mierda, para preocuparse un minuto de lo que se supone que han de preocuparse, esto es, de la tarea que tienen encomendada como responsables políticos? Me temo que no, y ahí está la razón, entre otras, de por qué este país no consigue avanzar. 

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