Las campañas de Yo Díaz y el Santo Padre

Las campañas de Yo Díaz y el Santo Padre
Las campañas de Yo Díaz y el Santo Padre

¡Qué gozada de regalos! ¿Vieron la estola reciclada color Podemos que Yolanda llevó para el Vicario de Cristo?
En cuanto a su indumentaria, el código establecido por el Vaticano en la presencia del Sumo Pontífice, para las mujeres, es rotundo: vestidos formales en negro, falda por debajo de las rodillas y cubrir la cabeza con una mantilla o velo. Tacón medio.
A lo largo de la historia, algunas señoras célebres se han saltado la etiqueta, la mayoría por la ineptitud de sus departamentos de protocolo, otras como Yo Díaz, por narcisismo: ¿normas a mí?
Cabe destacar que los desaciertos más hermosos en el Vaticano fueron protagonizados por las Trump: Serias, dignas, hieráticas, circunspectas, mientras todo el universo reíamos sin parar. ¿Recuerdan a Melania? Muy tradicional y muy Killing Them Softly, de mantilla, aunque no le favorecía porque tiene cara -y pinta- de pertenecer a una banda de vendedores callejeros de armas blancas, crack, empanadas y heroína en Grozni. ¡Musa!

¿Y qué pensará el Papa Francisco de los tejemanejes estilísticos y de los desvelos políticos de sus visitantes? ¿Qué pensará de nuestra Yo Díaz?
Al salir de la reunión, la vicepresidenta explicó a los medios que no pensaba comunicar los detalles de la charla. Lo que parece claro es que se habrán echado sus buenas risas hablando de ecología:
-Yo Díaz: Hoy toda política es política climática. Nuestro principal reto como humanidad es la justicia climática, por ello, debemos exigir un pacto verde en Europa que ponga el crecimiento inclusivo y sostenible en el centro.
– Papa: Todo eso está muy bien, hija, pero ¿cuánto dices que ha consumido el Falcon para venir a hacerte este selfi conmigo?
-Yo Díaz: Creo firmemente en un proyecto de transformación, justicia climática y justicia social son las dos caras de una misma moneda.
-Papa: ¿Y qué tienen de malo los asientos business de los vuelos comerciales? ¿Son acaso indignos para su trasero marxista-fashionista, hija, o prefiere que lo llamemos pompis?

Sepan, queridos contribuyentes, que, de Madrid a Roma, el combustible del Falcon cuesta 9.000 euros sólo de ida. El mantenimiento, las revisiones técnicas, los pilotos y personal, aparte.

Esto ya lo saben: Yo Díaz se está haciendo su campaña electoral en las narices de Sánchez, con el dinero de todos. Este viaje, por ejemplo, le sirve para captar el voto católico no practicante, se blanquea la piel de cordera, a la luz del Pontífice, y de paso, lo enrojece un poco (más) a él.

Dice Yo Díaz, con su impostada voz de monjita recién confesada, que tenía que hablar con el «Santo Padre» de los “desafíos comunes de la humanidad”; los disifiis ciminis di li himinidid.

No lo olviden: la prueba de todo lo cínica y falaz que es la persona eco-comunista de la vicepresi no es viajar en Falcon ella solita, sino que le llame así: «Santo Padre».

Por lo demás, no creo que la conversación entre ambos fuera muy interesante (“Mira Papa, te he traído unos poemas feministas en gallego” _ “Justo lo que estaba necesitando, hija”) no obstante, las imágenes ofrecen toda la elocuencia que sus palabras callaron.
¿Y la cinturita de avispa de Su Santidad? ¡Está tremendo! Y nos da cuenta de lo austero, místico, jajajjajajaj ¡asceta! de su condumio diario.
Me divierte imaginar lo que yanta la cabeza santísima de los católicos y visualizarlo picando todo tipo de dulces, chocolates, confites, golosinas y antojitos entre horas; y no me sorprende. Pero sí que un cristiano comparta las mismas peroratas que la progresía crucificando a cualquiera que se aparte del pensamiento único internacional como en la última encíclica donde se postula candidato a la Presidencia de una nueva religión mundial (distinta a la de Jesús).

Después de todo, Yo Díaz y el Papa tienen en común algún que otro desajuste ideológico; la vicepresidenta habla de justicia climática y social, pero sale de casa en Falcon; Bergoglio pide la igualdad para la mujer mientras en su organización la relega a un tercer plano; habla contra el capitalismo mientras se enriquece con la banca vaticana (cuyos oscuros negocios se encuentran al alcance de todos en la prensa); contra la propiedad privada, pero mantiene un sistema privilegiado de propiedad y trabaja para aumentarla; de compartir, y guarda celosamente los tesoros del Vaticano y sus reservas de oro; menciona a Francisco de Asís como un modelo mientras vive en un Palacio cubierto de bombones…

¡Unos mantecados Felipe II, Yolanda! Eso sí que hubiera sido pensar en el Santo Padre.

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