Burras, burros, burres

Burras, burros, burres

Lo de la ministra de Igualdad es surrealista, la estulticia elevada a su enésima potencia. En su empeño por utilizar el lenguaje que denomina «inclusivo», Irene Montero dijo textualmente lo que sigue: «Hay que garantizar los derechos de todas, de todos y de todes en nuestro país». Pues eso: burras, burros y burres.

«Todes» es, según Montero, el género neutro, el término que representa a los que no se sienten  identificados con el «todas» ni  el «todos». Como OKDIARIO tampoco  se siente identificado con la ministra de Igualdad ni la camarilla feminazi que le ríe las agresiones al diccionario, no vamos a llamarlas burras ni burros para no herir sensibilidades, pero sí «burres». Unas «burres» del tamaño del casoplón de Galapagar. Dice Montero que para ella siempre es un honor escuchar a Boti, su «querida directora» de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, «porque es una mujer que no solamente sabe de lo que habla y sabe de las políticas públicas que hay que hacer, sino que las ha experimentado en su propio cuerpo». O sea, que Boti García ha experimentado en su propio cuerpo las políticas públicas que hay que hacer. Mejor no preguntar en qué consistió el experimento.

La obsesión del Ministerio de Igualdad en patear el diccionario de la RAE es patológica. Lo hace con nuestro dinero, lo que no deja de ser una utilización perversa de los recursos públicos. Si Irene Montero quiere utilizar esa cosa que llama lenguaje inclusivo, que lo haga en su casa, pero dado que es un cargo público cuya nómina pagamos todos, no es mucho pedir que respete las normas ortográficas y se deje de estupideces. Como pagamos su nómina entre todos, ni valen «todas» ni mucho menos «todes», que eso ya es rizar el rizo de lo absurdo. Que se ponga de una puñetera  vez a trabajar y deje de hacer el ridículo, porque la igualdad no se consigue acuñando memeces.

Lo último en Opinión

Últimas noticias