El bueno, la mala y el bobo

El bueno, la mala y el bobo

Juan Gerardo Guaidó: 36 años de bondad. Este venezolano de clase media representa el deseo genuino de una mayoría de la población de su país para terminar con la barbarie del cártel de narcocriminales que promociona el poder del “mariposón” Maduro, tarado que jura que el espíritu de Chávez se le aparece en forma de mariposa. Hay otros sueños sin duda reales y románticos, como los de Guaidó, que sueña con restituir la libertad y la democracia perdidas a Venezuela. Aunque la injerencia y la colaboración de la izquierda caribeña, unida al obsceno comunismo hispano, se obstinen en desprestigiarle, creyendo que así, este buen hombre, bien pronto, dejará de soñar… Lamentablemente, el titánico esfuerzo de Guaidó a veces decae por la división de la oposición venezolana, en parte pervertida por la inteligencia cubano-soviética, que utiliza todas las herramientas a su alcance, entre ellas, la de la vil corrupción, que ya ha penetrado en todos los estamentos sociales.

La lucha de Guaidó dirigida y organizada por la inteligencia mundial conservadora, liderada por los Estados Unidos, está dando sus frutos y reorganizando, no sólo las fuerzas políticas de Venezuela, sino también las de la región hispanoamericana entera para expulsar a los que dicen ser progresistas, cuando involucionistas son, pues no hay más que ver cómo están esquilmando a la que, oficialmente, llaman República Bolivariana de Venezuela. Quién te ha visto y quién te ve, ¡prodigioso país!, tras haber mandado al garete 2/3 de tu PIB durante los últimos seis años de cleptocracia, crisis y hambre. A tal ruina, el socialcomunismo lo califica de progreso. La muy sana intención de Guaidó es retomar la vía de la auténtica democracia que, aun con sus imperfecciones, es el mejor sistema de convivencia. Esperemos que el anhelo de Juan Gerardo se cumpla.

Delcy Eloína Rodríguez: 50 años de maldad. Esta tipa representa lo peor de la condición humana. Hablamos de una criatura diabólica, capaz de todo. En Caracas dicen que es peor que Diosdado Cabello, político disoluto y militar sanguinario que llevó a Chávez al poder. Delcy y su hermano Jorge Rodríguez, son dos peligrosos psicópatas, planificadores de crímenes y asaltos a personas e instituciones, sin pudor ni parámetros, dignos hijos de su padre, “el maldito Jorgete”, de ingrata memoria, por el secuestro y cautiverio del señor Nihaus, presidente de la industria Owens Illinois de los Estados Unidos, a la que cobró, años después, 25.000.000 de dólares a cambio de su libertad. He aquí el conciso curriculum de Delcy, que llama pelele a Guaidó y promete “ahogarle en los pantanos de la patria bolivariana” (sic). En su última arenga, repitió sus podridas ideas: “Esa derecha lacaya, asesina, que hoy, además, con su boca sucia y sus manos llenas de sangre, pretende hablarnos a nosotros de derechos humanos…” Dio la impresión de que hablaba de sí misma, de todas las atrocidades que había cometido. No logro entender que Ábalos aceptara verse a hurtadillas con esta mala pécora. Le creía infinitamente más lúcido.

José Luis Rodríguez Zapatero: 61 años de merluzo. Hay que ser un lerdo de marca mayor, como ZP, para presumir de haber viajado 38 veces a la narcodictadura bolivariana y asegurar que allí no hay opresión. La genial frase de Jaime Bayly retrata al simple: “Un tonto que viaja mucho no deja de ser un tonto, un tonto que viaja 38 veces es un tonto viajado”. Tampoco está mal la mentira que soltó un fan de ZP, buscando halagarle: “En Venezuela se come tres veces al día”. Ya tenemos por el mismo precio dos tontos muy tontos. Como el bobo y su pupilo zopenco trincan de lo que Maduro le roba al pueblo, creen que pueden fardar de ser revolucionarios. Pero su flaca dignidad está subvencionada por un dictador con los días contados y ninguno de los dos se atreve a acudir al mercado de la credibilidad. Hoy, todo infradotado, traidor y baboso, no cotiza en bolsa. A Venezuela, de la mano de Guaidó, le aguarda un futuro espléndido.

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