Buenismo en TV3

El otro día presencié, in situ, un ejemplo de buenismo en TV3. Los hechos tuvieron lugar la semana pasada. En Piera, una localidad a unos cuarenta kilómetros de Barcelona conocida por ser la patria chica de Toni Bou, el supercampeón español de trial.
Lleva la friolera de 37 campeonatos mundiales. Aunque ahora él vive en Andorra. Donde hay un ambiente más favorable para la práctica de este deporte. Ambiental y económicamente.
Hubo una serie de incidentes entre un grupo de menas y unos jóvenes de la localidad. Todavía no está clara la causa. Los Mossos están investigando. Parece que todo empezó con una discusión en un parque. Al día siguiente, los locales agredieron a dos menas que venían de Barcelona.
En cuanto llegaron al centro tutelado por la Generalitat, salieron el resto. La Policía de la Generalitat tuvo que escoltarlos de vuelta en un vídeo que ha corrido por las redes. Por la noche hubo el lanzamiento de artefactos inflamables contra el centro de menores.
El jueves hubo una concentración de protesta. La verdad es que testimonial. Apenas media docena de vecinos. Entre ellos, los dos concejales de Vox en el municipio. El amplísimo dispositivo policial impedía cualquier conato de violencia. Había cuatro agentes por cada manifestante.
Lo primero que me llamó la atención es que los Mossos d’Esquadra, inicialmente, cortaron el paso al dirigente de Vox
– «¿Dónde va?»
Tras identificarse todavía tuvo que oír: «Un momento, tengo que consultarlo».
¿Impedir el acceso a un diputado del Parlament? ¿Portavoz de un grupo parlamentario para más señas? Con la ley en la mano, el señor Joan Garriga nos representa a todos. Incluso a los que no lo han votado. O estén en sus antípodas ideológicas.
Pero lo mejor fueron las preguntas de los periodistas. Todas a favor de los menas. Rompió el fuego el colega de TV3.
– «El viernes de madrugada, hubo un ataque con cóctel molotov contra el centro, ¿condena también este ataque?».
– «Sí, claro, nosotros condenamos toda violencia», respondió el número dos de Vox en Cataluña.
Luego preguntó la de la ACN, la agencia de noticias de la Generalitat.
– «Los Mossos tienen registradas tres denuncias, todas de menores no acompañados».
Garriga tuvo que decirle que jóvenes de Piera «sufrieron una agresión» y que, a uno, «intentaron degollarlo» según la versión de los hechos que ha circulado entre los vecinos. Aunque la navaja en cuestión no ha aparecido.
«Son gente que no puedes sacar de su ambiente, de sus países, y ponerlos aquí en medio de un pueblo de Cataluña», añadió.
La tercera pregunta, de un medio que no supe identificar, fue casi una afirmación: «La alcaldesa del municipio habla de caso aislado». Ahí, creo que a Joan Garriga ya se le inflaron las pelotas.
«Sí, claro, todo ha sido flors i violes -expresión que en castellano podríamos traducir por coser y cantar-, un intercambio de piropos, una fiesta mayor», afirmó. Tuvo que recordarle a la chica en cuestión que, en las últimas semanas, ha habido «casos aislados» similares en Salt, en Lleida, en Mataró, en Terrassa. Algunos con quema de contenedores.
Yo, hasta me apiadé de él, y aproveché para preguntarle por las últimas medidas del primer ministro británico, Keir Starmer, en materia de inmigración. El otro día, en X, salía presumiendo de que había devuelto a más de 30.000 personas desde su elección. «El 12% más que el anterior Gobierno», añadía en una puya para los conservadores.
Aunque, todo hay que decirlo, cuando ha visto las orejas del lobo por los resultados de Nigel Farage en las últimas elecciones locales. Pero si algunas de las iniciativas adoptadas por Starmer -¡del Partido Laborista!-, las propone Santiago Abascal, lo crujen.
Lo mejor, no obstante, estaba todavía por llegar. Faltaba la crónica de TV3 del informativo noche de ese día. Ya no fue blanqueamiento o mirar hacia otro lado sino prevaricación informativa directamente.
La pieza duraba un minuto y cuarenta y cinco segundos. A cargo de Núria Bacardit, una de las periodistas más reputadas de la cadena. El 11S le pilló de vacaciones en Nueva York. Y se puso al frente del especial informativo.
Tras una descripción de los hechos y del pleno municipal celebrado aquel día, salía la alcaldesa, Carme González, para insistir en que eran «hechos aislados».
Culpaba a «ciertos grupos que han estirado esto como un chicle» en alusión al grupo municipal de Vox, mencionaba la frase que ha popularizado Illa en el Parlament: «Quien la hace, la paga» y terminaba con un alegato contra «los discursos de odio y racistas» en alusión, también, al partido de Abascal.
TV3 tuvo tiempo de entrevistar a un antisistema que cargaba contra los Mossos y «la extrema derecha por atizar el odio».
En cambio, ni una palabra de las declaraciones de Joan Garriga. A pesar de ser el portavoz de un grupo parlamentario. El quinto de la cámara. En las elecciones del año pasado, recibió más de 250.000 votos. Casi el 8%.
Aunque tampoco es la primera vez, la cadena autonómica silencia sistemáticamente a Vox y a Aliança Catalana pese a su carácter público. Y que, como mínimo, deberían informar de su actividad parlamentaria. Como hacen con el resto de partidos.
Cuando hablan de ambos siempre es tarde y mal. O con el calificativo de «extrema derecha». Mientras que a la CUP o a los Comunes no los llaman «extrema izquierda». A pesar de que estar en el otro extremo del arco ideológico.
Por eso me quedo con la última frase que dijo Joan Garriga: «Si no hubiera un problema con la inmigración, nosotros no tendríamos dos concejales». En el fondo, que TV3 oculte el tema beneficia a Vox y a Aliança. El relato oficial se desmorona por momentos.