¡Begoña! ¡Begoña! ¡Begoña!
La segunda epístola de Pedro a los begoñicenses es una exhortación a sus fieles para continuar su camino con perseverancia, siguiendo el ejemplo que les da el líder de la secta socialista, y termina con una serie de admoniciones a sus fieles para que el próximo domingo no se les olvide votarle. Existe bastante consenso entre los expertos que sí atribuyen su redacción al mismo Pedro, a diferencia de su primera carta a los enamoradicenses, de cuya autoría existen muchas dudas entre numerosos exégetas, que consideran se trata de un caso claro de seudoepigrafía o falsa atribución y que en realidad habría sido escrita por la misma Begoña. Los efectos de esta segunda epístola se han hecho notar de inmediato.
«¡Begoña! ¡Begoña! ¡Begoña!», gritaban exaltados los fieles que habían sido transportados en 15 autobuses, con bocadillo y película, hasta una pequeña plaza de la bonita localidad malagueña de Benalmádena, lugar al que fue trasladado el mitin electoral de Pedro Sánchez cuando el PSOE se enteró de que, el mismo día y a la misma hora, los socialistas iban a coincidir en Málaga con otro acto de Santiago Abascal en el que los de VOX abarrotaron la céntrica plaza de la Aduana.
«¡Begoña! ¡Begoña! ¡Begoña!», chilla emocionada la vicepresidenta María Jesús Montero, mientras, con ese estilo suyo tan peculiar, aplaude como una foca las exhortaciones del secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Espadas, el marido de Carmen Ibanco, la del guorperfe, que lleva dos años investigada por los enchufes en la extinta fundación Faffe de Andalucía. «Pedro, ¡gracias! Gracias por estar aquí. Y gracias por estar aquí con Begoña. ¡¡Gracias Begoña!!», grita exultante el exalcalde de Sevilla, agradecido de que la mujer de Pedro Sánchez haya sido imputada, igual que la suya.
Utilizar la imputación de ¡Begoña! ¡Begoña! ¡Begoña! como reclamo electoral es algo que pocos pueden presumir de haber sido capaces de predecir. Esto sí que es de ser el puto amo, que es como Óscar Puente define públicamente al presidente del Gobierno. El puto amo expulsó del PSOE a Ábalos cuando se conoció la imputación de su ex asesor Koldo. El puto amo obligó a dimitir a la ex directora de la Guardia Civil, María Gámez, tras conocerse la imputación de su marido, que finalmente fue archivada. El puto amo forzó la dimisión como ministro de Màxim Huerta, tras saberse que había sido inspeccionado y sancionado por Hacienda. Y el puto amo, presentó una moción de censura contra Mariano Rajoy amparándose en unas menciones introducidas de manera forzada por el juez De Prada en la sentencia del caso Gürtel.
El puto amo se convirtió en el adalid contra la corrupción hasta que Begoña ha sido imputada por los delitos de corrupción y tráfico de influencias. En su segunda epístola de Pedro a los begoñicenses dice Sánchez que es «sólo un zafio montaje impulsado por las asociaciones ultraderechistas», que ¡Begoña! ¡Begoña! ¡Begoña! «es una mujer trabajadora y honesta que reivindica su derecho a trabajar». «Todo, mentira. Un gran bulo. Uno más». Para finalizar deseando que «ojalá sus promotores -el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal- encuentren la respuesta que merecen en las urnas: condena y rechazo a sus malas artes». Resumo: ¡Begoña! ¡Begoña! ¡Begoña! ha sido imputada, así que… ¡Votadme! El puto amo.
¿Cómo se va a comportar honestamente un líder que piensa que la imputación de su mujer por corrupción es algo que puede servirle para ser más votado? Pedro Sánchez piensa que sus votantes son fanáticos, sectarios, indecentes e inmorales y estos tienen el domingo la última oportunidad de demostrar si es que acaso esté equivocado.