Ayuso, eficacia sin complejos
Hay algo en Isabel Díaz Ayuso que la convierte en una política en desuso: su portentosa capacidad para llamar a las cosas por su nombre sin perderse en demasiados equilibrios semánticos ni en alambicadas retóricas. Es esa ausencia absoluta de complejos la que la permite sintonizar con una inmensa mayoría de madrileños, incluso aquellos que no se definen de derechas: su probada naturalidad para huir de la perífrasis y los circunloquios. Si a ello le añadimos su notable capacidad de gestión, el resultado es que Díaz Ayuso se ha convertido en un fenómenos sociológico, en una máquina de derrotar al socialcomunismo.
En una entrevista con el director de OKDIARIO, Eduardo Inda, la presidenta madrileña pasa revista a la situación política madrileña y nacional y pone el acento en el carácter autócrata- como poco- del presidente del Gobierno, deteniéndose en los últimos ataques proferidos contra su persona por el ministro de Transporte, Óscar Puente. Su respuesta deja claro que no es mujer dada a amilanarse. Todo lo contrario, porque Ayuso es de esas políticas que se crece ante el acoso de sus adversarios. Una de las grandes virtudes de la presidenta madrileña es que su defensa de Madrid y de los madrileños va entrelazada a su firme defensa del marco constitucional y de los valores nacionales, con España en la cúspide de su referencia política y personal. Que el sanchismo ha encontrado en Isabel Díaz Ayuso la horma de su zapato es una evidencia empírica -las urnas no dejan resquicio a la duda-, de ahí que sea plenamente consciente de que va a seguir estando en la diana del socialcomunismo, algo que, por cierto, lleva con indisimulado orgullo.
Los valores políticos de la presidenta madrileña se nutren de una rebeldía natural frente a la izquierda que la lleva a abandonar por sistema los espacios de pusilanimidad y a combatir sin titubeos al socialcomunismo. En eso, Isabel Díaz Ayuso sigue siendo imbatible.