La arrogancia de Sánchez es inversamente proporcional a su credibilidad
Sánchez ha vuelto a demostrar que a pesar de su soberbia desmedida, Europa no compra su mensaje, ni cree en la estabilidad de su Gobierno.
Si bien es cierto que el Eurogrupo no otorga capacidad ejecutiva alguna, sí da poder e influencia a la hora de fijar la agenda económica o de dar prioridad a determinados temas que sean importantes para los países de la zona euro. No olvidemos que el Eurogrupo lo integran 19 de los 27 Estados miembros de la UE.
Este nuevo fracaso de Sánchez debilita la imagen de su Gobierno y daña la credibilidad de España en un momento clave, pues en unas semanas habrá que negociar el fondo de reconstrucción europeo.
Si he de serles sincera, a mí me gusta la elección de Paschal Donohoe como Presidente del Eurogrupo. Y les explico el porqué.
En primer lugar porque tiene un CV sobresaliente tanto en el sector privado (fue directivo de la multinacional Procter & Gamble) como en el sector público (ha sido Secretario de Estado para la UE, Ministro de Gasto Público y Hacienda y Ministro de Finanzas).
En segundo lugar es un hombre con una capacidad de negociación y conciliación extraordinaria, como así lo demostró en 2008 al negociar el rescate de Irlanda. Este talante lo ha vuelto a demostrar durante las negociaciones del Brexit. Esta cualidad va a ser de vital importancia pues, además de lidiar con el ya mencionado Fondo de Reconstrucción Europeo, le va a tocar finalizar las negociaciones sobre la Unión Bancaria o trabajar en el Presupuesto comunitario hasta 2027.
Por último, me parece importante resaltar que pertenece a la familia del Partido Popular Europeo. Y esto no lo digo sólo porque creo que la derecha gestiona mejor las crisis económicas, que también. Lo resalto porque es importante recordar que los populares son la familia política con más poder en la UE: presiden la Comisión Europea, son el primer grupo en representación en el Parlamento Europeo y son el partido que lidera el mayor número de Gobiernos de la Unión Europea. Este contexto hará sin duda alguna que el trabajo de Donohoe sea menos difícil de lo que lo hubiera sido para la socialista Nadia Calviño, quién también era una buena opción.
Y hablando de Nadia Calviño, ¿qué le toca ahora? Pues le toca actuar de manera contraria a la que nos tiene habituados su jefe, el Presidente Sánchez. Es decir, le toca dejar la arrogancia y el rencor de lado y ponerse a trabajar desde ya mismo y con valentía en varias cuestiones, ninguna de ellas menor.
En primer lugar, debe ser generosa con su oponente y remar a favor de obra para que el Eurogrupo mantenga su poder de influencia. Se aproximan unas semanas claves para España y a Calviño le toca sacar toda la artillería para conseguir las mejores ayudas para nuestro país y en las mejores condiciones y debe negociar que los planes nacionales de reformas que se exigirán para poder acceder a esos fondos comunitarios sean asumibles dadas las críticas circunstancias económicas que tenemos en España.
En segundo lugar, es vital por el bien de este país que siga ejerciendo como dique de contención frente a Pablo Iglesias y sus propuestas comunistas trasnochadas. La ortodoxia económica que Calviño aprendió y puso en práctica en su etapa en Bruselas son, junto con la moderación de Margarita Robles, la única esperanza que podemos albergar para que este Gobierno socialcomunista no termine de destrozar España en general y su economía en especial.
En resumen, diría que esta nueva derrota de Sánchez va a suponer un punto de inflexión en la legislatura. Su arrogancia ha destrozado la credibilidad del Gobierno, lo que sumado a su pacto con los comunistas de Podemos tendrá como consecuencia que en los próximos meses pocas decisiones se tomarán en Moncloa y que Sánchez se va a tener que limitar a acatar las directrices que lleguen de Bruselas. Una cura de humildad.