Aprendamos de los valores de Luis de la Fuente

Luis de la Fuente

Si hay algo que llama la atención del seleccionador español de fútbol, Luis de la Fuente, es que es un hombre que ha convertido el concepto clásico de normalidad en una inmensa virtud, de manera que su comportamiento huye de forma natural del espectáculo, la pose o el histrionismo que caracterizan a otros personajes del mundo del deporte muy pagados de sí mismos. En la entrevista que ha concedido a OKDIARIO, el técnico de la mejor selección de Europa desgrana los aspectos más relevantes de su papel al frente del combinado nacional y se expresa sin tapujos sobre sus convicciones religiosas o sobre la injusta sanción que recibieron por parte de la UEFA los capitanes del equipo Morata y Rodri por gritar «¡Gibraltar, español!»  durante la celebración de la Eurocopa.

Lo que fascina de Luis de la Fuente es su capacidad para ejercer un reconocido liderazgo sin necesidad de sobreactuar. En una sociedad donde lo que se estila es hacerse notar recurriendo a la impostura, el seleccionador español es todo lo contrario y encarna los valores que habría que preservar e inculcar a las nuevas generaciones.

La primera conclusión que cabe extraer de las palabras del entrenador de la selección española es que el éxito se logra a fuego lento y que no tiene tanto que ver, en este caso, con un triunfo deportivo, por muy importante que haya sido, sino con el reconocimiento general que merece su forma de ser como persona y con el sentimiento de afecto que despierta su campechana figura. De la Fuente derrocha, ante todo, sentido común, coherencia, prudencia y una manera de entender la vida que se condensa en el viejo dicho de «vestirse por los pies». En efecto, el técnico es eso: un hombre corriente en el mejor sentido del término corriente. Lo que viene a ser, para entendernos, un hombre hecho y derecho. Algo que, por desgracia, empieza a estar en desuso.

 

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