Admirados policías y guardias civiles: #NoEstáisSolos

Admirados policías y guardias civiles: #NoEstáisSolos

Estos días, en los que tantas barbaridades se están diciendo sobre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que se juegan la vida en Cataluña, lo mínimo a lo que estamos obligados es a mostrarles nuestro cariño y respeto. La gota que ha colmado mi vaso ha sido escuchar a la directora de un periódico digital, propiedad del millonario podemita Jaume Roures –medio fuertemente subvencionado por la Generalitat de Cataluña para pagar su apoyo a la causa golpista–, decir que es mucho peor la violencia de la Policía que la de los “chiquillos” que pegan fuego a las calles de Barcelona y arrancan adoquines de la calzada para arrojarlos contra los agentes. Son salvajadas similares a las que en las redes sociales leemos a trols anónimos; sin embargo, y en este caso, tales barbaridades han salido de la boca de una señorita gallega de familia aristocrática que saltó a la fama cuando alguien le pasó los papeles de los viajes de Monago a Canarias y que, sólo por esa filtración, se cree –incluso– capacitad para dirigir RTVE.

Como casi todos vosotros yo tengo familiares, amigos y vecinos, pertenecientes a nuestras admiradas Policía y Guardia Civil. El mundo se divide entre quienes nos sentimos seguros al cruzarnos con ellos por la calle y quienes se sienten amenazados por los agentes de la ley. Yo cada vez que tengo oportunidad les saludo y les agradezco el hecho de ser más libre y tener mis derechos asegurados allí donde ellos están presentes. Lamento profundamente que los nefastos políticos españoles hagan que sus condiciones laborales sean tan penosas, que no les proporcionen los medios que necesitan, que no les retribuyan como merecen y, sobre todo, que no les permitan hacer su trabajo como ellos saben, al depender de un ministro como Fernando Grande Marlaska, el líder de una de las carteras ministeriales más importantes que se lía a mojitos en locales de moda mientras a ellos les parten la crisma. ¡Válgame Dios!

Desde que empezaron los disturbios por la sentencia del ‘procés’, casi 300 agentes han resultado heridos. Tres de ellos se encuentran ingresados en distintos centros hospitalarios, uno en estado muy grave en la UCI por un traumatismo cranoencefálico, otro también grave ingresado por otro fuerte golpe en la cabeza y un tercero pendiente de operación por la rotura de un brazo, del omóplato y de una pierna. Les han atacado con motosierras, lanzado miles de adoquines, bolas de acero, bengalas, botellas de ácido y bombonas de gas. No obstante, la extrema violencia desatada y pese a que los agentes han detenido a 194 terroristas callejeros, según informó el ministro, los juzgados solamente han acordado prisión provisional para 18 de ellos y han dejado en libertad con medidas cautelares a sólo 52 más. Unos se juegan la vida para frenar esta locura y otros, sin embargo, los sueltan para que la violencia nunca acabe.

Pedro Sánchez tiene en sus manos las decisiones políticas que pondrían fin a tanta violencia, pero no las tomará sin que Iván Redondo le garantice que eso le beneficiará en las encuestas. Por ello, en agradecimiento a su labor en defensa de la libertad y seguridad de todos, centenares de personas se concentraron ayer ante las jefaturas de Policía convocadas por cuatro sindicatos, por la «tibieza política» de Sánchez, ante la violencia extrema de las protestas. En los medios de comunicación de extrema izquierda vemos a críos que incendian contenedores y lanzan adoquines con los que intentan asesinar a los policías, llorando porque no se han dejado matar y les han dado un golpe con la porra. Yo aplaudo al policía que le arrea, sólo lamento que Sánchez y Marlaska no le dejen hacerlo en condiciones para impedir que ese mocoso fascista acabe matando a alguien.

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