El actual Frente Popular: socialista, comunista y secesionista

Pedro Sánchez

Para satisfacción de Sánchez, el comienzo oficial del Pontificado de León XIV no hace fácil poner la atención debida en la intensa correspondencia mantenida por él con su entonces mano derecha política Jose Luis Ábalos, a través de la red social de WhatsApp. La filtración, de origen todavía  oficialmente desconocido -aunque cada día que pasa, más y mejor intuido-pone al desnudo el concepto que tenía Sánchez sobre muy diversos colaboradores y aliados políticos suyos, que le molestaban con sus comentarios y actos y que al no resultarle gratos a sus oídos, le incomodaban en exceso.

Ábalos era el fiel ejecutor de sus inapelables opiniones, llamando al orden a los afectados, advirtiéndoles de los deseos del líder supremo del partido y del gobierno al respecto. Como secretario de Organización de la PSOE convertido en una mera plataforma política en manos de Sánchez y en virtual agencia de colocación pública de los afines y de depuración de los díscolos, disponía de amplios poderes para ello. Esa serie de mensajes han afectado a cualificados dirigentes de su PSOE destacando García-Page, Lambán y Susana Díaz y a miembros de su gobierno como Pablo Iglesias y a la que «dormía vestida de uniforme», Margarita Robles, entre otros.

Eso sucedía en los años 2020 y 2021, lo que lleva a imaginar lo que dirá de su actual megagobierno de 22 ministros y cuatro vicepresidentas, o de su prioritario aliado residente en Waterloo, por ejemplo. De la oposición del PP con Feijóo en cabeza sobran palabras, y de Abascal y Vox, mejor no pensar en ello. Lo que no es sabido con certeza, es quien sucedió en esa apasionante tarea a su fiel Ábalos, ya que Santos Cerdán no parece tan eficaz para esa delicada misión. Tampoco será fácil que aparezcan nuevos interlocutores en otra serie de mensajes de estas características, que ya estarán debidamente desaparecidos.

También se ha sabido que la protagonista del Delcygate era «muy amiga» del ex presidente Zapatero, lo que no es ninguna sorpresa conocida su actividad como virtual embajador multinacional y plenipotenciario sanchista. Otro capítulo de esta serie, tiene un mayor potencial y significativo riesgo político, por afectar claramente al rescate, estimado en 475 millones de euros, de una compañía aérea. Y con indicios que apuntarían a la posibilidad de una operación política y económica con posibles graves delitos en su realización y con la mujer de Sánchez quizás incluida en la trama.

Con este escenario político, al que acompaña el judicial que afecta incluso a su fiscal general, todo lo que sea desviar la atención de él, es beneficioso para el inquilino de la Moncloa que accedió allí — es obligado no olvidarlo- tras dos tremendas derrotas en las urnas y ser destituido por su propio partido, precisamente para que no pudiera hacer lo que finalmente hizo, y sigue haciendo con él un gobierno que es un Frente Popular social-comunista y secesionista. Amnistiando e indultando -sin arrepentimiento alguno, sino todo lo contrario-, a los autores de un golpe de Estado contra el fundamento mismo de la Constitución, que es la unidad nacional, en una inigualable indignidad de compraventa política de sus votos en el Congreso.

Como tampoco se puede olvidar que la moción de censura la defendió desde la tribuna del Hemiciclo el diputado José Luis Ábalos en nombre del grupo parlamentario socialista «para combatir la corrupción del PP que amenazaba la calidad de nuestra democracia».

Con estos antecedentes y transcurridos ahora ya siete años desde entonces -con la traición del PNV que acababa de apoyar los Presupuestos del Gobierno del PP-, en España se ha producido una degradación ética y moral de la vida política, sin precedentes desde la Transición a la democracia. Una parte del pueblo español sigue apoyando a este Frente Popular carente de un proyecto político digno de tal nombre, al reducir su objetivo a la mera continuidad en el poder. Es la progresista coalición que va a quedar destacada en uno de los períodos más negros de la historia de España. Y las siglas de sus componentes estigmatizadas por su actuación. Las del PSOE en cabeza, como responsable máximo de los dos Frentes Populares padecidos.

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