Mentiroso, chulo, jeta, plagiario, mediocre y censor
Cómo no, hoy toca hablar de Pedro Sánchez, el primer presidente del Gobierno que los españoles no han elegido en las urnas. Tal y como está gobernando, cada día nos da motivos para hablar de él y exigir su inmediata renuncia. Algunas de sus decisiones son hilarantes, la de las bombas antes malas y tontas y ahora buenas e inteligentes, y otras para llorar, como ese bajón económico acompañado de huida de capitales y exponencial destrucción de empleo que se está registrando silenciosamente desde el 1 de junio. Y otras son para llevarse las manos a la cabeza. Verbigracia, el Tesisgate, un escándalo de marca mayor que en cualquier país serio provocaría la dimisión inmediata del protagonista porque no es el doctorado fake del vecino de arriba sino el de todo un presidente del Gobierno. El número 1 del Ejecutivo de un Estado serio no puede continuar un minuto más cuando un medio como OKDIARIO ha descubierto con pruebas irrefutables que se la hicieron mayormente otros, que un miembro del tribunal y la directora de la tesis son autores de al menos un capítulo, que está parcialmente plagiada y que los examinadores no reunían los requisitos legalmente exigibles. Bueno, y que además le otorgaron un “cum laude”. Por no hablar de la utilización de dinero público que está llevando a cabo para amedrentar a esta casa en general, a Cuesta, Cerdán, Ruiz Coll y Sanz en particular, a otros periodistas como García Negre y a adversarios como Abc.
A más, a más, el Tesisgate está sacando lo peor de la psique de un tipo que es lo más penoso que se puede ser en el mundo: un necio que va de listo, un bueno que es malo y un estólido malo que se cree espabilado y avieso. Un prodigio, vamos. El diván en el que él solito se ha tumbado esta semana ante los ojos y los oídos de los 46 millones de españoles ha permitido descubrir las características más relevantes de una psique de manual. No hace falta ser un psicoanalista porteño para resumirlas en seis como mínimo. Ahí van:
MENTIROSO.- En este apartado, Pedro Sánchez podría estar hasta el sábado que viene tarareando la canción de las excursiones de nuestra infancia: “¡Vamos a contar mentiras, vamos a contar mentiras, tralaraaaá!”. Que es un embustero no lo digo yo, lo atestiguó él solito el miércoles en sede parlamentaria cuando, fuera de sí, sólo le faltó echar espuma por la boca, hizo pasar a Albert Rivera por el trolero que no es asegurando: “¡¡¡Mi tesis doctoral está colgada en Teseo!!!”. Media España y parte de la otra nos pusimos a pinchar en esa base de datos con nombre de rey griego que está alojada en la web del Ministerio de Educación. Por mucho que le dábamos al dedazo, nos salía lo mismo: la ficha de la tesis pero no la tesis, que no es lo mismo, ni mucho menos. Ergo, el okupa monclovita había mentido a sabiendas, cual bellaco. Veinticuatro horas después, una Carmen Calvo fuera de sí, con rictus más malencarado si cabe, imitaba al boss tomándonos por gilipollas a los españoles: “La tesis del presidente está colgada en Teseo”. Vuelta a las andadas, le damos al dedito una y otra vez y una y otra vez idéntico resultado: nada de nada, sólo la ficha. Por no hablar del embuste de marca mayor que supone vender como tuya una tesis elaborada a cuatro manos, fusilada a saco y con un tribunal en el que figura uno de tus negros.
CHULO.- Jamás de los jamases vi a un presidente del Gobierno retando cual pendenciero discotequero o jefe de una mara a un rival en sede parlamentaria. Con Adolfo era física y metafísicamente imposible: era un gentleman. Con Leopoldo sucedía tres cuartos de lo mismo porque era tirando a pasota (brillantísimo pasota, pero pasota al fin y al cabo). González era un seductor y un encantador de serpientes y no precisaba de la macarrería para ganar las peores batallas. Sólo se salió de madre, pero no en el hemiciclo, cuando le descubrieron el GAL y el robo masivo de fondos reservados en Interior. Aznar era un chuletilla madrileño, amén de un gran gestor, pero nunca desbordó los usos y costumbres de la cortesía parlamentaria. José Luis Rodríguez Zapatero es para mí el segundo peor presidente de nuestra breve pero intensa vida en libertad (sobra decir quién es ya, por méritos propios, el number one) pero he de reconocer que se desempeñó como el más demócrata en las formas. Lo digo por experiencia propia: cuando aún no era primer ministro vino a Mallorca y el entonces jefe de los socialistas baleares, el ultranacionalista Antich, me vetó en una comida con gerifaltes de medios. La réplica del que apenas un año después ganaría las elecciones fue tajante: “Si vetáis al director de El Mundo de Baleares, yo no voy”. Fue él y fui yo. Fuimos los dos. Y Mariano Rajoy no sólo ha resultado un excelente presidente sino que además es un tipo que lleva incrustada en los genes la cortesía parlamentaria y personal. Por eso resultó patético contemplar a este ser de 1,92 metros apuntar con el dedo a la bancada de Ciudadanos y soltar un deleznable “¡os vais a enterar!”.
JETA.- Por muy goloso que resulte defraudar a Hacienda, robar en la tienda de la esquina o cobrar una comisión ilegal, no se puede engañar al fisco, tampoco sisar en el ultramarinos del barrio, menos aún luego trincar mordidas. Lo que está mal está mal aunque lo hagan muchos y lo que está bien, está bien, aunque sea práctica inusual. Lo mismo sucede con una tesis, título habilitante para por ejemplo ocupar una plaza de profesor titular o aspirar a una cátedra. Presidente, por mucho que Pepiño Blanco y Miguel Sebastián te dijeran “Pedro, tienes que doctorarte”, no hacía falta pasarse por el arco del triunfo los más elementales límites morales, legales y éticos. Lo tenías fácil, presidente, para rehusar tan irrechazable oferta. Lo hubieras zanjado con tu hasta ahora eficaz “no es no” y a otra cosa, mariposa. Y lo que desde luego no tiene pase es que te aproveches del trabajo de otros y lo presentes como tuyo. Si hacías eso cuando eras un don nadie, no quiero ni pensar de qué serás capaz ahora que manejas un presupuesto de 327.000 millones de euros.
PLAGIARIO.- Por mucho que ese diario eternamente gubernamental que es El País, te defienda, falsee desvergonzadamente la realidad, tú has plagiado, presidente. Sí. Has plagiado. No sólo no has entrecomillado las decenas y decenas de párrafos enteros que trasplantabas a tu tesis sino que, además, hay infinidad de ejemplos en los que robabas el trabajo de otros por la cara y a machete. Es una de las cosas más repugnantes en el mundo profesional: adjudicarte el copyright ajeno. Te aseguro que sé de que hablo porque lo sufrimos en esta casa casi a diario.
MEDIOCRE.- Para comprobar que la tesis es una basura intelectual, que se hizo deprisa y corriendo, no hace falta ser economista, doctor por Harvard, gozar de un cociente intelectual de 180 o ser Albert Einstein redivivo. Con leértela compruebas que es una colección de lugares comunes, estereotipos, vulgaridades y perogrulladas varias. Que no estamos ante el tipo más vivo del planeta (tampoco sus negros) lo sabíamos antes del Tesisgate. El doctorado del personaje ha sacado de dudas a quienes aún creían en las dotes intelectuales del marido de Begoña Gómez, otra tramposa que asegura haber comenzado una licenciatura que no tiene con ¡¡¡14 años!!! El cantazo es total en la página 148 cuando leemos que la fábrica de EADS-CASA (la gran industria aeronáutica patria) ingresará ¡¡¡“20 billones de euros” [sic]!!! por la fabricación de 200 aviones militares. Si la tesis de la tesis de Sánchez fuera cierta, España se convertiría en la primera potencia mundial de largo gracias a EADS-CASA: 20 billones de euros es casi 20 veces nuestro Producto Interior Bruto (PIB) anual, mil veces el presupuesto de la NASA y 20 la capitalización de la empresa con más dinero en caja del mundo, Apple. ¡Y pensar que a esta bazofia le dieron un cum laude!
CENSOR.- Siempre hay una primera vez. Nunca antes en 40 años un presidente había osado mandar burofaxes amenazando con todos los males del averno y querellas a los periodistas que lo estamos desnudando éticamente. Felipe González amagó en los 90 pero por algo más serio y sin enviar avisos a navegantes vía Correos: le acusaban, no sin fundamento, de haber montado una banda, los GAL, que asesinó a veintitantos etarras y a tres o cuatro inocentes. El sevillano, entre un millón y dos millones de veces más listo que el madrileño, se olvidó del órdago en tiempo récord. Nos exige que nos retractemos de una de las 20 noticias que hemos publicado hasta ahora sobre el Tesisgate. Ergo, admite que las otras 19 son ciertas. Se lo avanzamos el viernes y se lo reiteramos hoy: “Retractación, no es no”. Retráctate tú y devuelve tu tesis fake. Nos vemos en los tribunales, presidente. Encantados. Porque los magistrados pueden llegar donde muchas veces no alcanzamos los informadores. ¡Ah!, y eso permitirá que saquemos algunos ases que tenemos guardados en la manga. Al banquillo, Pedro. Tú y yo. A ver quién sale trasquilado.